Innovación a medias; un futuro tecnológico sin mujeres es un futuro incompleto

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En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, reflexionamos sobre un tema fundamental: la brecha de género que aún persiste en los campos de ciencia y tecnología. Este día, lejos de ser solo una celebración, resalta una deuda histórica que sigue sin saldarse. A lo largo de los siglos, las mujeres han sido silenciadas y sus contribuciones esenciales al desarrollo científico y tecnológico han sido minimizadas o incluso atribuídas a otros. Aunque los avances en la igualdad de género se han hecho evidentes en algunos sectores, las cifras actuales muestran que aún hay mucho por hacer.

El impacto de las mujeres en la ciencia, a pesar de la invisibilización

A pesar de las grandes contribuciones de mujeres pioneras como Ada Lovelace, la primera programadora de la historia, o Rosalind Franklin, quien descubrió la estructura del ADN, sus logros han sido en su mayoría invisibilizados. También, figuras como Hedy Lamarr, actriz y científica, diseñó sistemas que fueron fundamentales para el desarrollo de tecnologías como el WiFi y el Bluetooth, pero solo en años recientes ha comenzado a recibir el reconocimiento que merece.

El patrón de exclusión no solo pertenece al pasado, sino que sigue siendo una realidad en el presente. Según la UNESCO, solo el 35% de los estudiantes en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) son mujeres, y menos del 30% de los investigadores científicos en el mundo son mujeres. En Colombia, este porcentaje se reduce al 26%, y la brecha es aún más notoria en los espacios de decisión y liderazgo. La mayoría de las patentes, los desarrollos tecnológicos y los fondos de investigación siguen siendo dominados por hombres.

El talento femenino sigue siendo excluido por estereotipos y falta de apoyo

El problema no es de talento o de interés, sino de las barreras estructurales. Las niñas en educación primaria suelen mostrar un desempeño igual o superior al de los niños en matemáticas y ciencias, pero a medida que avanzan, el sistema educativo y el mercado laboral cierran sus puertas. Los estereotipos de género, la falta de referentes femeninos y los sesgos en la educación las empujan hacia otros campos. Este fenómeno es evidente en la academia y en la industria, donde muchas veces se les niega el acceso a los mismos recursos y oportunidades que a sus compañeros hombres.

El impacto de la brecha de género en la innovación tecnológica

Un área clave en la que esta brecha de género se hace evidente es en el desarrollo de la inteligencia artificial (IA). La mayoría de los equipos que diseñan las tecnologías que hoy rigen el mundo financiero, de salud, educación y oportunidades laborales están compuestos por hombres. Esto se traduce en algoritmos y decisiones que no solo perpetúan la exclusión de las mujeres, sino que también reflejan una visión sesgada de la sociedad. Los datos con los que entrenamos nuestras máquinas replican los errores del pasado, perpetuando una visión parcializada del mundo, y lo que es aún más grave: diseñamos soluciones para problemas globales sin incluir a las mujeres en la conversación.

Un futuro tecnológico incompleto si no hay equidad

Este no es solo un problema de justicia social, sino también un problema de desarrollo. No se puede hablar de innovación tecnológica si la mitad de la población está excluida del proceso. El conocimiento y las soluciones que producimos no reflejan la realidad completa de la humanidad. Sin la participación activa de las mujeres en ciencia y tecnología, el futuro que construimos será incompleto y, a menudo, ineficaz.

El rol crucial de la educación superior en la corrección de esta desigualdad

Desde las universidades, como instituciones formadoras y generadoras de conocimiento, tenemos una responsabilidad clave. Debemos garantizar una educación inclusiva que visibilice a las mujeres que han sido fundamentales en la historia de la ciencia y la tecnología. A través de políticas afirmativas, como becas para mujeres en STEM y programas de mentoría, podemos transformar el panorama actual y cerrar la brecha. Es esencial crear espacios académicos donde las mujeres puedan desarrollarse profesionalmente sin enfrentar los obstáculos que históricamente han caracterizado su trayectoria.

Además, las universidades deben involucrarse en la política pública para crear incentivos que promuevan la equidad en la educación y la industria tecnológica. Este es un esfuerzo que debe ser conjunto entre el gobierno, las universidades y las empresas tecnológicas para que las mujeres puedan acceder a un futuro de desarrollo en igualdad de condiciones.

Un compromiso urgente para el futuro

Hoy, en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, es el momento de pasar de los discursos inspiradores a las acciones concretas. Las universidades debemos tomar decisiones estratégicas que transformen las estructuras de poder y promuevan un entorno de equidad. Debemos dejar de ver a las mujeres en ciencia y tecnología como excepciones y empezar a reconocerlas como la norma. La deuda histórica que tenemos con ellas no puede seguir siendo postergada. El futuro tecnológico que soñamos solo será posible si las mujeres ocupan el lugar que les corresponde en este campo.


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