Con cada elección, el calendario electoral colombiano se convierte en un juego de interpretaciones jurídicas y acomodos a conveniencia. Ahora, con la carrera hacia el Congreso 2026 en marcha, Ingrid Sogamoso y Mauricio Rodríguez vuelven al centro de la polémica. Esta vez, no por sus propuestas, sino por sus lazos familiares y las dudas sobre posibles inhabilidades.
Ingrid Sogamoso: ¿Reelección en riesgo?
La representante conservadora Ingrid Sogamoso, que busca repetir curul en la Cámara, tiene un lunar incómodo en su aspiración: su hermana, Ángela Sogamoso, es actualmente directora de Gestión de Recurso Hídrico y Saneamiento Básico en la Secretaría de Ambiente de Boyacá, un cargo de mando dentro del departamento.
La ley es clara, al menos en teoría: los familiares directos de candidatos al Congreso no pueden ocupar cargos con poder en la misma jurisdicción al momento de la inscripción. Para evitar inhabilidades, deberían renunciar a tiempo. Pero en Colombia, la ley es flexible para quien sabe mover sus hilos.
Mauricio Rodríguez y el dilema conyugal
En el caso de Mauricio Rodríguez, exdiputado y ahora candidato a la Cámara, el lío viene por el lado de su esposa, Soraida Alicia Ruíz, quien trabaja como asesora del gobernador de Boyacá, Carlos Amaya. Su cargo es de confianza, lo que significa poder e incidencia en decisiones políticas clave.
La advertencia fue directa: o Soraida renuncia antes del 7 de marzo, o Mauricio queda inhabilitado. Pero como siempre, hay una «salida jurídica»: la Corte Constitucional aclaró que el plazo real es noviembre, cuando inicia la inscripción oficial de candidatos. En resumen: ocho meses más de poder antes de soltar el puesto.
Artículo 179: Una norma hecha plastilina
Todo gira en torno al numeral 5 del artículo 179 de la Constitución, que prohíbe ser congresista a quien tenga familiares en cargos con mando en la misma jurisdicción. Pero, como esta norma no define una fecha exacta, los abogados interpretan a conveniencia, aplazando renuncias y ganando tiempo para hacer política desde adentro.
Leguleyadas al servicio de los clanes
Esta historia no es nueva. En Boyacá, y en todo el país, las familias políticas han perfeccionado el arte de burlar la norma. Lo que debería ser un candado para proteger la transparencia, termina siendo una puerta giratoria para acomodar familiares y extender el poder de los clanes.
¿Todo queda en familia?
Hermano en la Secretaría, esposa en el despacho, primo con contratos, tío en licitaciones… la política de clanes sigue más viva que nunca. Lo legal lo salvaron, lo ético lo enterraron. Y así, elección tras elección, los mismos apellidos siguen manejando la democracia como un asunto privado.
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