La Fiscalía ha dado un paso crucial en la búsqueda de justicia al llamar a juicio a Wilmar Ángel Manjarrez, acusado de violar a una niña que, a sus apenas doce años, ya se encontraba en estado de embarazo.
La menor, que vivió un verdadero infierno durante cinco años, fue víctima de agresiones sexuales sistemáticas que comenzaron cuando tenía solo siete años. La fiscal del caso, en una desgarradora audiencia, reveló cómo el agresor, que había ganado la confianza de la madre de la niña, utilizó amenazas y manipulación para someterla a sus vejámenes.
Amenazas y manipulación
Los abusos comenzaron con tocamientos indebidos y escalaron a violaciones, mientras Manjarrez amenazaba a la menor con hacerle daño si no accedía a sus deseos. “Cuando la menor comenzó a tener novio, él la amenazó con tirarla al río y con un machete”, relató la fiscal, subrayando la vulnerabilidad de la víctima ante un agresor que se aprovechó de su inocencia. La situación se tornó aún más crítica cuando la niña quedó embarazada, un hecho que salió a la luz cuando su madre la llevó al centro de salud.
La fiscalía ha preparado un sólido caso contra Manjarrez, con diez testigos, incluyendo a la menor y su madre. “La violencia que infligió a la niña no solo fue física, sino también psicológica”, afirmó la fiscal, quien enfatizó que el agresor sabía que sus acciones eran delictivas y aún así decidió continuar. Este caso no solo busca justicia para la menor, sino que también pone de relieve la necesidad de proteger a los más vulnerables en nuestra sociedad.
La audiencia ha dejado claro que la Fiscalía no escatimará esfuerzos para asegurar que Manjarrez enfrente las consecuencias de sus actos. La comunidad espera con ansias un veredicto que no solo cierre un capítulo doloroso, sino que también envíe un mensaje contundente sobre la intolerancia hacia la violencia sexual.




