La noche del 18 de abril se tiñó de tragedia en la capital boyacense. Un joven trabajador, identificado como César Torres López, perdió la vida en circunstancias violentas tras acudir a una entrega rutinaria de licor y cigarrillos. El pedido había sido realizado por un individuo presuntamente identificado como Steven Álzate Meneses, quien, según las autoridades, lo atacó con arma blanca en un hecho que ha generado consternación en la ciudad.
Todo comenzó cuando Álzate solicitó un domicilio a una licorera local. La orden consistía en una botella de ron y un paquete de cigarrillos. La entrega fue asignada, como de costumbre, de manera aleatoria. Esta vez, el turno recayó sobre César Torres, quien se desplazó en motocicleta hasta el barrio El Dorado, exactamente en una zona posterior a un local de reparación de motos, cercano a la avenida Universitaria.
Evidencias
Las cámaras de seguridad instaladas en el sector captaron el momento en que el domiciliario espera sobre su vehículo. Poco después, aparece el solicitante del pedido. Intercambian unas breves palabras y, de forma sorpresiva, el atacante saca un cuchillo y agrede a Torres con múltiples puñaladas. El joven, malherido, intenta huir dejando atrás su moto. En su intento por salvarse, lanza piedras hacia su agresor para mantenerlo a raya, sin embargo, recibe más heridas en el cuerpo.
Con lo último de sus fuerzas, logra alejarse del lugar y buscar a sus compañeros de trabajo, quienes al conocer lo ocurrido inician una búsqueda para auxiliarlo. Mientras tanto, Álzate, tras fallar en el intento de encender la motocicleta de su víctima, se retira del sitio. En su huida, arroja el arma utilizada y regresa a su residencia.
Mientras el joven era trasladado por colegas y autoridades hacia un centro médico, lamentablemente falleció en el camino debido a la gravedad de sus lesiones. Su muerte generó profundo dolor en su círculo cercano, pues era conocido por su dedicación al trabajo y su carácter amable.
El hecho no pasó desapercibido. Las autoridades locales activaron una investigación inmediata. Gracias a los registros de video y los testimonios recabados, fue posible identificar al presunto agresor en pocas horas. Pese a ello, no hubo captura en flagrancia, pues Álzate se presentó voluntariamente ante la Fiscalía en compañía de su madre. En esa instancia se dio inicio al proceso penal correspondiente.
Molestia
Sin embargo, lo que parecía un caso de homicidio claro y con abundante material probatorio dio un giro inesperado. La fiscal del caso solicitó al juez una medida de aseguramiento domiciliaria en lugar de prisión preventiva. El argumento presentado fue evitar una posible obstrucción a la justicia, garantizar la comparecencia del imputado y no desamparar a la familia que depende de él económicamente.
El juez aceptó la solicitud, respaldada también por la defensa, y ordenó detención en casa para el presunto responsable. Esta decisión provocó un profundo malestar en los seres queridos del domiciliario fallecido, así como en vecinos y ciudadanos que no comprenden cómo un crimen tan evidente puede recibir una medida tan benévola.
Como señal de rechazo, el martes 22 de abril se realizó un “pitatón” frente a las instalaciones de la URI de Tunja. Con bocinas, carteles y voces cargadas de tristeza e impotencia, decenas de personas exigieron justicia para César Torres.




