El Tambo, Cauca, 15 de agosto de 2025.
En un acto que ha provocado repudio y dolor en toda Colombia, un hombre fue captado en video agrediendo brutalmente a un caballo que se desplomó en una vereda de El Tambo, agotado por una carga excesiva. Las imágenes muestran una escena desgarradora: el animal yace en el suelo, jadeando, con la mirada perdida y sin fuerzas para incorporarse, mientras su agresor, con total frialdad y desprecio por la vida, le propina violentos machetazos.
En lugar de mostrar compasión o aliviar el sufrimiento del equino, este individuo actuó con sevicia, descargando golpes repetidos que no solo buscaban castigar al animal por su agotamiento, sino que reflejan una crueldad criminal que la sociedad no puede tolerar. El sonido del metal cortando el aire, los intentos inútiles del caballo por levantarse y la ausencia total de auxilio componen un cuadro atroz que ha quedado grabado en la memoria de quienes vieron el video.
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El maltrato registrado encaja plenamente en lo tipificado por la Ley Ángel (Ley 2455 de 2025), que endurece las sanciones contra quienes cometen actos de violencia contra los animales. Según esta normativa, agredir con armas y causar lesiones graves o la muerte puede llevar a penas de prisión de hasta 56 meses, sumadas a cuantiosas multas y la prohibición de tener o trabajar con animales por entre 5 y 7 años. La ley considera agravantes la sevicia, el uso de objetos cortopunzantes y la difusión pública del ataque, todos elementos presentes en este caso.
Organizaciones defensoras de animales, juristas y ciudadanos han exigido a la Fiscalía General de la Nación y a su Grupo Especial para la Lucha contra el Maltrato Animal (GELMA) que actúen con celeridad para identificar al agresor y capturarlo. “Este no es solo un caso de maltrato; es un delito cometido con plena conciencia, un acto de violencia irracional contra un ser indefenso que no tuvo cómo escapar”, señalaron activistas en redes sociales.
Se solicita a la población de El Tambo y municipios cercanos que suministren cualquier dato que permita ubicar al responsable. La evidencia audiovisual es contundente, y la presión ciudadana puede ser decisiva para que este individuo enfrente la justicia y no vuelva a maltratar a ningún otro animal.
La crueldad mostrada en este video es un recordatorio doloroso de que la indiferencia ante el sufrimiento animal permite que la violencia se normalice. Hoy, la comunidad tiene la oportunidad y la responsabilidad de alzar la voz para que este criminal pague por lo que hizo.
