La tarde del 2 de noviembre se registró un altercado en la unidad de acogida UPI La Ríoja, ubicada en el centro de Bogotá, protagonizado por miembros de la comunidad Emberá y funcionarios del Distrito. Según videos que circulan en redes sociales, el enfrentamiento comenzó cuando al menos una canasta que contenía bebidas alcohólicas fue retenida por gestores de convivencia, quienes impidieron su ingreso al centro.
Indígenas Emberá protagonizan empujones
En las grabaciones se observa que un hombre y una mujer, ambos de la comunidad Emberá, protagonizan empujones y golpes contra al menos tres gestores. En uno de los clips, la funcionaria les pide que se calmen y les señala que la canasta traía licor; en otro, se ve a la pareja forcejear con agentes de tránsito y con miembros de la Policía Nacional de Colombia mientras la tensión se incrementaba. Llama la atención que durante el forcejeo había niños presentes, lo cual generó críticas en redes sociales hacia la utilización de menores en medio de la confrontación.
El hecho se produce en un contexto de reubicación y retorno de la comunidad Emberá en Bogotá. Entre el 8 y el 11 de septiembre, el Distrito y entidades nacionales llevaron a cabo un operativo de retorno escalonado que permitió el regreso de más de 1.450 integrantes de la comunidad Emberá a sus resguardos en Pueblo Rico (Risaralda) y Bagadó (Chocó). Sin embargo, quedó un grupo de familias que decidió permanecer en la ciudad o solicitó reubicación colectiva, lo que ha desencadenado episodios de tensión en lugares como La Ríoja.
La situación visibiliza desafíos en la gestión institucional de centros de acogida y en la atención de comunidades indígenas en entornos urbanos. En particular, cuando coexisten dinámicas culturales distintas, reglas institucionales (como la prohibición de ingreso de licor) y la presencia de niños en zonas de alta tensión. También pone de relieve la necesidad de establecer canales de diálogo efectivos entre las comunidades, los gestores sociales y las autoridades para prevenir que este tipo de desencuentros escalen en episodios de violencia.
Por su parte, las autoridades distritales y la Policía intervinieron en el sitio para controlar la situación, y se ha abierto la discusión sobre cómo fortalecer los procesos de acompañamiento, protección y derechos de las comunidades indígenas que permanecen en la ciudad. En suma, el episodio evidencia un choque entre normas institucionales y dinámicas culturales que, sin un puente de entendimiento claro, desembocan en confrontaciones que afectan a ámbitos sensibles como la infancia, la convivencia y el acceso a condiciones dignas de alojamiento.




