Incertidumbre sobre los activos rusos congelados en la Unión Europea

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Más de tres años después del inicio de la guerra en Ucrania, el destino de los activos rusos congelados en la Unión Europea (UE) sigue siendo un tema sin resolver. No solo están en juego las reservas del Banco Central de Rusia, sino también los fondos y valores pertenecientes a millones de inversores privados rusos, muchos de los cuales no figuran en las listas de sanciones impuestas por Occidente.

En teoría, estos ciudadanos podrían solicitar la devolución de su dinero. Sin embargo, los procedimientos legales y las restricciones financieras hacen que en la práctica sea casi imposible recuperar los fondos. “Los inversores privados han quedado atrapados en una red de sanciones que no estaba pensada para ellos”, señalan expertos europeos en derecho financiero.

Una de las voces que ha pedido una solución es Zhanna Nemtsova, hija del político opositor asesinado Boris Nemtsov y cofundadora de la Fundación Boris Nemtsov. Nemtsova considera que los activos de los ciudadanos rusos que no están vinculados con el Kremlin deberían ser liberados, y propone mecanismos transparentes que permitan diferenciar entre dinero legítimo y fondos de origen político.

¿Cómo quedaron bloqueados los activos?

Antes de la guerra, la custodia de los valores rusos estaba en manos del Depósito Nacional de Liquidación (NSD), una filial de la Bolsa de Moscú. En el caso de inversiones extranjeras, el NSD actuaba como intermediario, transfiriendo los títulos a los depositarios europeos Euroclear (con sede en Bélgica) y Clearstream (en Luxemburgo).

Todo cambió en la primavera de 2022, cuando los inversores rusos descubrieron que sus operaciones estaban paralizadas. Los valores quedaron congelados junto con las reservas estatales rusas y los activos de empresas y personas sancionadas. Tras el estallido de la guerra, Euroclear y Clearstream rompieron relaciones con el NSD, en cumplimiento del sexto paquete de sanciones de la UE, que prohíbe expresamente cualquier cooperación con instituciones financieras rusas.

Desde entonces, miles de inversores particulares se encuentran en un limbo legal y financiero, sin acceso a sus ahorros ni a mecanismos claros para recuperarlos. Bruselas, por su parte, mantiene la posición de que los fondos seguirán bloqueados mientras continúe la guerra y no haya garantías sobre su uso.

El futuro de estos activos —que ascienden a cientos de miles de millones de euros— sigue siendo incierto. Algunos gobiernos europeos han propuesto utilizar parte de ellos para la reconstrucción de Ucrania, mientras otros abogan por distinguir entre bienes estatales y capital privado.

Por ahora, los inversores rusos siguen siendo, como señala un analista financiero alemán, “las víctimas silenciosas de una guerra económica sin precedentes”.


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