España vive una de las temporadas de incendios forestales más intensas de los últimos años, con más de 157.000 hectáreas reducidas a cenizas desde enero, según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales. Las regiones del noroeste y el oeste del país, especialmente Castilla y León, Galicia, Asturias y Extremadura, se mantienen en alerta permanente mientras el ejército y la Unidad Militar de Emergencias trabajan incansablemente para contener las llamas que avanzan sin control, impulsadas por la tercera semana consecutiva de ola de calor.
Gobierno y regiones reclaman refuerzos
El presidente Pedro Sánchez encabezó una reunión del Comité Estatal de Coordinación y Dirección para Incendios Forestales y anunció que su gobierno moviliza todos los recursos posibles para enfrentar la emergencia. En Galicia, más de 16.000 hectáreas han sido arrasadas en Ourense, mientras en León el fuego ya devastó alrededor de 38.000 hectáreas, obligando al cierre de carreteras y de la línea ferroviaria entre Madrid y Galicia en pleno puente de la Asunción. Ante la magnitud del desastre, varias comunidades autónomas han pedido al ejecutivo central más efectivos militares y recursos aéreos, además de solicitar la reactivación del Mecanismo Europeo de Protección Civil.
Emergencia ciudadana y medidas de confinamiento
Los servicios de emergencia enviaron alertas a teléfonos móviles en Galicia para que los habitantes permanezcan en sus casas y eviten cualquier desplazamiento innecesario ante el rápido avance de los incendios, con el fin de proteger la vida de miles de personas. Cerca de 3.500 militares de la UME se encuentran desplegados en los principales frentes, mientras Extremadura y Castilla y León claman por refuerzos urgentes debido a las extremas condiciones meteorológicas que agravan el riesgo de propagación.
Impacto internacional y riesgos futuros
La magnitud de los incendios ha llegado incluso al Reino Unido, donde el servicio meteorológico Met Office informó que el humo procedente de España y Portugal cubre algunas regiones, generando cielos brumosos y blanquecinos durante el fin de semana. Aunque las cifras aún no alcanzan los devastadores registros de 2022, cuando se calcinaron más de 306.000 hectáreas, las autoridades advierten que la ola de calor prolongada incrementa la posibilidad de que la situación empeore en los próximos días, lo que obliga a mantener un estado de alerta nacional y a reforzar la coordinación internacional para enfrentar la emergencia.




