Anita Borrero
El negocio ubicado frente al centro comercial Gran Plaza Florencia, quedó en pérdida total, su propietario asegura que las pérdidas son millonarias y que el servicio al público estará suspendido por varios días.
Las llamas se presentaron hacia las 3:15 de la madrugada de ayer y al cierre de esta edición las autoridades no habían logrado establecer el punto exacto donde se iniciaron, ni sus causas.
La conflagración
En hechos que aún son materia de investigación, una local comercial dedicado a la venta de comidas rápidas fue consumido por el fuego debido a la explosión de un cilindro que se encontraba en mal estado.
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Fueron momentos de terror cuando explotó este artefacto. Aunque no presentó pérdidas humanas, se calcula que las pérdidas materiales son inconmensurables debido a la conflagración presentada.
Jhon Andrade, propietario del lugar afirma que “ellos están cumpliendo con todos los protocolos de seguridad, pero lamentablemente después de tanto esfuerzo de querer tener el negocio bien bonito, todo quedó reducido a ruinas. Agradecemos a las personas que nos han apoyado en redes, gracias por sus palabras y que Dios los bendiga, creemos que fue un corto eléctrico, pero le pedimos a Dios que nos de fuerzas para seguir adelante”.
Los esfuerzos
«Informamos a nuestros clientes que tendremos cerrado Parrilla Burger por incendio que sufrimos la madrugada de hoy», Dios los bendiga y puedan regresar fortalecidos, la gente apoyará al cien en cuanto abran de nuevo.
A pesar de los esfuerzos por controlar la conflagración, las pérdidas son millonarias puesto que se quemaron los electrodomésticos elementales para la fabricación de sus productos, que lideran en ventas, pues son alimentos de primera necesidad para los moradores, que claman por ayuda gubernamental, para subsanar las pérdidas.
En el sofoco de las llamas participaron 40 agentes de la Policía, siete personas de Defensa Civil y diez del Grupo de Reacción Inmediata de Florencia, así como varios voluntarios que con baldes y ollas lanzaron agua al fuego.
Pie de foto: Jhon Andrade, propietario del lugar