La Policía Nacional asestó un nuevo golpe al narcotráfico al frustrar el envío de 50 kilos de clorhidrato de cocaína camuflados en cajas de flores con destino a Ámsterdam, Holanda.
La operación, que se desarrolló en la bodega del terminal 1 de carga del aeropuerto El Dorado, puso al descubierto la creatividad de los criminales para disfrazar su mercancía, pero también la eficacia de la estrategia Esmeralda Plus, que ya acumula más de 254 toneladas de cocaína decomisadas en lo que va del año.
El cargamento, cuidadosamente oculto en cajas de flores, contenía cincuenta paquetes rectangulares con la sustancia ilícita, valorada en más de 1.389.250 dólares y que equivaldría a unas 125.000 dosis en el mercado internacional.
Según el brigadier general Ricardo Sánchez Silvestre, director de Antinarcóticos, la incautación no solo afecta las finanzas del narcotráfico, sino que también confirma que las rutas hacia Europa siguen siendo un objetivo prioritario para las redes criminales colombianas.
Vieja artimaña
No es la primera vez (y seguramente tampoco la última) que las flores se convierten en el disfraz perfecto para el narcotráfico en El Dorado. En meses anteriores, se reportaron casos similares donde la droga se ocultaba en los tallos de las flores, incluso reemplazándolos por tubos de plástico rellenos de cocaína, lo que demuestra que los criminales no se rinden en su empeño por exportar estupefacientes a Europa, especialmente a los Países Bajos. Por fortuna, la vigilancia y los controles han ido subiendo la vara, haciendo que estos intentos terminen en decomisos y no en envíos exitosos.
La Policía Nacional hace un llamado a la ciudadanía para que continúe denunciando cualquier actividad sospechosa relacionada con el tráfico de drogas, a través de la Línea Antidrogas 167, en un esfuerzo conjunto para mantener a raya a las organizaciones criminales que buscan convertir a Colombia en una plataforma de narcotráfico internacional. Mientras tanto, los narcotraficantes deberán pensar en otro disfraz, porque las flores ya no son tan inocentes como parecen en El Dorado.




