Impunidad en su asesinato en Fusagasugá

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José Rodrigo Simbaqueva, víctima.

A plena luz del día, en su propio taller ubicado en el barrio Fusacatán de Fusagasugá, un sicario le arrebató la vida a José Rodrigo Simbaqueva, un hombre querido por su comunidad y reconocido por su esfuerzo y dedicación al trabajo. El crimen, ocurrido frente a las cámaras de seguridad, fue registrado en video mientras nadie intervenía. Aquella escena estremeció al municipio y rápidamente se viralizó, generando indignación y tristeza entre los habitantes.

Un año después, la herida sigue abierta. La familia de José Rodrigo continúa exigiendo respuestas, pero la justicia no ha dado resultados. No hay capturas, no hay claridad sobre los responsables intelectuales ni sobre los motivos del crimen. La falta de avances en la investigación ha dejado un sentimiento de impotencia y frustración que golpea con fuerza a quienes conocieron y apreciaron al hombre trabajador que perdió la vida de manera tan cruel.

El caso de José Rodrigo se ha convertido en un símbolo de la impunidad que azota a Fusagasugá y a muchas regiones del país, donde los crímenes quedan en el olvido y las víctimas se convierten en simples estadísticas. La comunidad ha expresado en reiteradas ocasiones su descontento por la falta de acción de las autoridades y por la aparente indiferencia del Estado ante hechos que atentan contra la vida y la tranquilidad ciudadana.

Mientras tanto, su familia sigue llorando en silencio, aferrada al recuerdo de quien fue un ejemplo de trabajo y bondad. La ciudad observa, entre la tristeza y la resignación, cómo el crimen y la impunidad se dan la mano, mientras la justicia parece mirar hacia otro lado. La historia de José Rodrigo Simbaqueva no solo deja una familia destrozada, sino también una comunidad que clama, un año después, por verdad, justicia y dignidad.


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