La misión Shenzhou‑20, lanzada en abril hacia la estación espacial china Tiangong, tenía programado su regreso a la Tierra para el miércoles 5 de noviembre. Sin embargo, los medios estatales chinos informaron que su retorno ha sido retrasado indefinidamente por un hecho insólito: un posible impacto contra un fragmento de basura espacial.
La Agencia Espacial Tripulada de China (CMSA) explicó en un comunicado que se encuentra realizando “una evaluación del impacto y de los riesgos asociados” para garantizar la integridad de los tres tripulantes —Chen Dong, Chen Zhongrui y Wang Jie— y el éxito de la misión en su conjunto.
Según los expertos, en órbita los objetos se desplazan a velocidades de más de 28 000 km/h, por lo que incluso un fragmento minúsculo puede liberar una energía capaz de graves daños a una nave espacial. El riesgo se acentúa en la fase de reentrada, cuando la protección térmica y los sistemas de seguridad están al límite.
Hasta ahora, la CMSA no ha precisado cuándo ocurrió el presunto impacto ni la magnitud del daño. Tampoco se ha comunicado una nueva fecha para el retorno. Se está valorando incluso la posibilidad de activar una nave de reserva en tierra como contingencia.
Este incidente pone de relieve el peligro creciente que representan los escombros espaciales para las tripulaciones en órbita y destaca los desafíos persistentes en la exploración humana del espacio.




