Los daños, la afectación al patrimonio y sobre todo a la confianza en las instituciones y en las personas se han perdido por completo, es como una forma de regreso a la barbarie, época que considerábamos ya superada en la evolución humana, pero que se agudiza por las desigualdades sociales y por la convivencia con el crimen.
Esta situación que hoy se conoce con mayor intensidad, afecta los sectores rurales, especialmente las zonas urbanizadas de las veredas aledañas al municipio de Garzón.
Los afectados
Un operario de la empresa Interaseo fue herido con arma blanca cuando cumplía con su trabajo de recolección de residuos sólidos en el Barrio julio Bahamón de la Capital Diocesana; el hombre fue herido por un criminal al intentar hurtarle su teléfono móvil.
Otro ciudadano de la capital diocesana fue víctima de ladrones que, mientras su vivienda se encontraba sola, le hurtaron una guadañadora con la cual se gana el sustento de su familia. El caso se presentó en inmediaciones del barrio Israelitas y el afectado clama que le devuelvan su herramienta de trabajo, pues no cuenta con el dinero para comprar otra.
Lucinda Martínez, una humilde mujer residente en el sector rural de Garzón, fue perjudicada por unos delincuentes que le hurtaron dinero en efectivo y otras pertenencias mediante la modalidad de ‘paquete chileno’. El hecho de inseguridad se presentó en el centro del municipio y al parecer, varios habitantes cayeron en la misma estafa.
Insólito
El cementerio de Garzón también fue blanco de la delincuencia. Ladrones se llevaron varios elementos metálicos que habían sido instalados en el camposanto para dar cumplimiento a requisitos de las autoridades de salud. Crucifijos y demás adornos que decoran algunas lápidas también están siendo extraídos. De manera simultánea, el Convento de las Hermanas Clarisas de este municipio también fue asaltado. Cuando las religiosas dormían, delincuentes ingresaron a la edificación, se llevaron dinero en efectivo y el canasto con el pan que estaba listo para vender.
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Monseñor Héctor Gabriel Trujillo Luna se refirió al respecto, afirmando que, de la ley de los hombres, los malhechores pueden escapar, pero ante la ley de Dios no se salva nadie.
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