Huracán se despide con frustración de la Sudamericana tras dura derrota ante Once Caldas
En una noche para el olvido en el estadio Tomás Adolfo Ducó, Huracán de Tres Arroyos quedó eliminado de la CONMEBOL Sudamericana al caer 1-3 frente a Once Caldas en el partido de vuelta de los octavos de final. El resultado global de 4-1 refleja no solo la superioridad del equipo colombiano, sino también los errores propios que marcaron el destino del Globo en la serie.
El partido parecía encaminarse a favor del equipo argentino cuando Matko Miljevic convirtió un penal al minuto 39, dándole un impulso vital a Huracán, que necesitaba al menos dos goles para igualar la serie. Pero la ilusión duró apenas unos segundos. En la jugada siguiente, Dayro Moreno silenció al estadio con el empate parcial, un golpe del que el conjunto local nunca pudo recuperarse.
La situación se complicó aún más al filo del entretiempo, cuando Juan Bisanz vio la tarjeta roja directa, dejando al equipo con un hombre menos en el momento más crítico del encuentro. El equipo, ya golpeado anímicamente, entró a la segunda mitad sin claridad ni respuesta táctica ante un Once Caldas cada vez más cómodo en el campo.
Huracán intentó sostenerse, pero su defensa se vio superada a los 65 minutos por una jugada individual de Michael Barrios, quien colocó el 2-1. Lejos de reaccionar, el Globo siguió acumulando errores y faltas. Matko Miljevic, que había marcado el gol de la esperanza, fue expulsado a los 73 minutos, completando una noche negra para el equipo y firmando su eliminación casi de forma simbólica.
El tercer gol de Once Caldas llegó a los 88 minutos por medio de Dayro Moreno, quien completó su doblete y dejó en evidencia la falta de solidez defensiva de Huracán. En menos de 90 minutos, el equipo argentino pasó de la ilusión al desconcierto, y de ahí a la eliminación, sin mostrar capacidad de revertir el rumbo.
Esta eliminación duele no solo por el resultado, sino por las formas. Huracán cerró su participación en la Sudamericana con una dura goleada en casa, dos expulsados y sin argumentos futbolísticos que expliquen una caída tan marcada. El sueño internacional se esfumó entre errores propios, descontrol emocional y la incapacidad de sostener el ritmo ante un rival más compacto.
Con la eliminación consumada, el equipo de Tres Arroyos deberá replantearse su presente. La Sudamericana representaba una oportunidad histórica de crecer a nivel continental, pero la dura realidad le mostró que todavía hay muchos aspectos por corregir. La dirigencia y el cuerpo técnico tendrán que trabajar duro para que esta dolorosa caída se transforme en aprendizaje y no en retroceso.
