Se trata de la Asociación de Productores de Plátano – ASPROPLAT, del municipio de Garzón, que gracias al apoyo de la Gobernación del Huila inició la producción y comercialización de semilla de plátano de alta calidad, y ahora le apunta a la transformación del producto, hojas y tallo de la planta para llegar a nuevos mercados.
Esto lo convierte en un renglón productivo estratégico para la economía de las familias campesinas, que hoy además de asegurar el sustento diario, también comercializan con éxito el producto, teniendo en cuenta la alta demanda en las plazas de mercado locales, así como en plataformas en las principales ciudades del país.
En ese sentido el Gobierno “Huila Crece” ha impulsado varias iniciativas para fortalecer el subsector de la musáceas (plátano y banano), entre los que se destaca el proyecto “Desarrollo de modelo productivo de plátano con énfasis en material de propagación que atienda el problema de productividad y seguridad alimentaria derivadas de la emergencia causada por el COVID-19 en el departamento del Huila”, financiado con recursos por el orden de los $2.633.387.311, con el que se impactó a 4 asociaciones de productores de Garzón, Palermo, Santa María, y Timaná.
Visión productiva
Lo interesante del proceso, es que esta organización hoy tiene una visión más allá de cultivar y comercializar plátano fresco, emprender en el proceso de transformación del producto, y aprovechar la calidad de las fibras del tallo, raquis, y hasta hojas de la planta.
Los socios de ASPROPLAT, hoy piensan en grande, y le apuntan a la implementación de una planta de industrialización para la producción de harina de plátano, con lo que se podría aprovechar el producto que no cumple los requerimientos de presentación y tamaño para ser comercializado en mercados nacionales, y de esta manera agregar valor a la actividad, como lo destaca Carlos Montero.
“Hay plátano que se cultiva en pisos térmicos más altos de los 1.400 metros sobre el nivel del mar, que es un producto de muy buena calidad, de buen tamaño y peso, pero es una plátano que no cumple con las características para venderlo en fresco debido a que durante el proceso de transporte se maltrata con facilidad y se deteriora su presentación, ese plátano puede ir a la procesadora para convertirlo en harina”.
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Igualmente le apuestan al aprovechamiento de las fibras del tallo, raquis, y hojas de la planta, que hoy se vienen utilizando para la elaboración de empaques, artesanías, y hasta utensilios desechables para el transporte y consumo de comidas, sin ningún impacto negativo para el medio ambiente, debido a que son materiales biodegradables, como lo indica el productor.
“La cáscara de plátano puede ser aprovechada para la producción de abonos orgánicos lo mismo que el pseudo-tallo de la planta; de las hojas se pueden producir utensilios para guardar comidas, del raquis del racimo se están extrayendo fibras muy resistentes para la elaboración de costales, y de la calceta en seco de viene produciendo diferentes artesanías en diferentes zonas del departamento”.




