Hoy cumplirían 23 años, los hijos de barriga e trapo

Desesperada por no perder a su novio, una joven barranquillera inventó un embarazo que llamó la atención del mundo entero. Cuando se enteraron de la verdad casi la linchan
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Ella tenía 16 años, se llamaba Liliana Cáceres y estaba enamorada de Alejandro Ferrans, un vecino del barrio Nueva Colombia de Barranquilla. Se enteró que estaba saliendo con Lorena, su mejor amiga y para retenerlo inventó el embarazo. Ella empezó a comer de manera desaforada, a tomar jugos para que se le inflara la barriga y como no le bastaba pues empezó a meterse trapos en la ropa y así, poco a poco la barriga le fue creciendo y con ella también el desprecio de su novio. Él ya estaba enamorado de Lorena, no quería a Liliana y cada vez que podía la corría de la casa de la mamá del novio, donde vivían.

Doña Georgina Atahona, se llamaba su suegra, la consentía, la alimentaba y le compraba todos los remedios que le recetaban supuestamente los doctores. Como no tenía espejo en la casa no pudo medir la proporción de los trapos que se iba metiendo así que la barriga le quedó descomunal, tanto que llamó la atención de todos los medios del país.

Decían que iba a ser un record mundial, que recibiría un premio de los Ginnes, los noticieros del país llevaron sus cámaras hasta el Hospital Universitario de Baranquilla para ver el nacimiento. Ella no dejaba que nadie le agarrara la barriga y, cuando llegó el momento del parto, pensó en suicidarse. Si no fuera por un guardia de seguridad del Hospital se habría lanzado de su azotea.

Pero la noticia se volvió mundial, incluso se lanzaron campañas para donarle dinero a la pareja. Se alcanzaron a reunir 11 millones de pesos, el alcalde incluso la llamó para decirle que le había conseguido un trabajo a su esposo Alejandro era visto como un toro capaz de engendrar en un solo envión un equipo de fútbol completo. Los médicos querían examinarla pero ella no dejaba tocarse de nadie. Era un embarazo de alto riesgo, decía.

Duró 10 días haciéndole pensar a los médicos de la ciudad qué pasaba. Al final se dieron cuenta que era puro trapo, incluso así tituló el Heraldo. Ella pasó a llamarse Barriga de trapo.


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