Los partidos de izquierda lograron avances significativos en las recientes elecciones al Parlamento Europeo, marcando un giro en el panorama político del continente. Países como España, Alemania y Grecia dieron mayoría a fuerzas progresistas en un contexto de malestar social por la inflación y la desigualdad.
Este nuevo equilibrio podría modificar la agenda legislativa europea, priorizando políticas ambientales, laborales y de derechos humanos. Analistas políticos consideran que se trata de una respuesta al auge de la ultraderecha en años recientes.
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