En una operación considerada histórica para las finanzas públicas del país, el Gobierno del presidente Gustavo Petro concretó el mayor canje de deuda interna en la historia de Colombia, por un valor de 43,4 billones de pesos en Títulos de Tesorería (TES). Esta maniobra, liderada por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, representa un paso trascendental hacia la consolidación de una economía más sólida, menos dependiente del dólar y enfocada en la sostenibilidad fiscal a largo plazo.
El canje consistió en reemplazar títulos próximos a vencer por otros con plazos más largos, extendiendo los vencimientos de la deuda hasta el año 2058. Con esta estrategia, el Gobierno no solo mejora el perfil crediticio del país, sino que también reduce los riesgos fiscales de corto plazo y garantiza un manejo más prudente de los compromisos financieros del Estado.
La respuesta del mercado fue contundente: la demanda superó las expectativas, lo que refleja un alto nivel de confianza por parte de los inversionistas nacionales e internacionales en la estabilidad macroeconómica del país y en la política de sostenibilidad fiscal promovida por la actual administración. Este resultado, según el Ministerio de Hacienda, generará además un ahorro de 1,7 billones de pesos para el año 2025, cifra que contribuirá a equilibrar las finanzas públicas sin recurrir al endeudamiento externo.
Analistas económicos han destacado que este movimiento marca un cambio estructural en la forma en que Colombia maneja su deuda pública. Por primera vez en muchos años, el país prioriza el financiamiento interno en moneda local sobre la dependencia del crédito externo, fortaleciendo su mercado financiero doméstico y reduciendo la vulnerabilidad frente a las fluctuaciones internacionales del dólar.
El presidente Gustavo Petro ha insistido reiteradamente en que “la independencia económica es la base de la soberanía nacional”, y este paso se alinea plenamente con esa visión. En palabras del mandatario, el objetivo es construir un modelo de desarrollo que descanse sobre los recursos propios del país y no sobre las condiciones impuestas por los mercados internacionales o los organismos financieros externos.
De esta manera, el canje de deuda interna no solo representa un éxito técnico y fiscal, sino también un mensaje político y económico: Colombia busca reafirmar su autonomía financiera, fortalecer la confianza en su economía y proyectar estabilidad en medio de un contexto global marcado por la volatilidad y la incertidumbre.
Con esta operación récord, el Gobierno Nacional desmiente las voces que advertían sobre un supuesto desequilibrio fiscal, demostrando que la planeación económica puede combinar responsabilidad, sostenibilidad y soberanía. Se trata, en definitiva, de un movimiento histórico que redefine la estrategia de manejo de la deuda pública y que sienta las bases para un crecimiento más equilibrado, planificado y menos dependiente de factores




