Histórica protesta en EE.UU.: 7 millones marchan contra Trump

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En Estados Unidos, más de 7 millones de personas salieron a las calles en 2.600 movilizaciones organizadas por el movimiento “No Kings” (“No a los reyes”), un frente cívico que acusa al presidente Donald Trump de gobernar con prácticas autoritarias. La magnitud de la protesta, extendida de costa a costa en ciudades como Washington, Nueva York, Los Ángeles y Chicago, la convierte en una de las movilizaciones más grandes de los últimos años, comparable únicamente con la Marcha de las Mujeres de 2017.

En la capital, frente al Capitolio, figuras políticas y culturales se unieron al clamor ciudadano. El senador Bernie Sanders expresó que los manifestantes estaban allí “porque aman a Estados Unidos”, acompañado de líderes como Alexandria Ocasio-Cortez, Hillary Clinton y el actor Robert De Niro, quienes coincidieron en la necesidad de defender la democracia.

El movimiento surge en un contexto de crisis política y social, tras semanas de cierre del gobierno y decisiones controvertidas de la Casa Blanca en temas de migración, educación y derechos civiles. Muchos manifestantes expresaron sus motivaciones personales: Nicole, en Nueva York, marchó porque teme perder el seguro médico que la cubre a ella y a su esposo enfermos de cáncer; Laura, por su parte, protestó para defender su matrimonio con su esposa, ante el riesgo de que se revoquen derechos civiles conquistados.

El movimiento No Kings no es nuevo. Desde su primera marcha en junio, ha sumado a organizaciones de peso como la ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles), Move On, Indivisible y la Campaña por los Derechos Humanos. Todas ellas coinciden en un objetivo común: evitar que el poder se concentre en un líder y recordar que la soberanía reside en el pueblo.

Trump reaccionó con sarcasmo en Fox News, afirmando: “Me llaman rey, pero no soy un rey”. Sin embargo, su propio equipo difundió después una imagen en la que aparece con una corona dorada, un globo terráqueo en la mano y piezas de ajedrez, gesto que fue interpretado como un desafío a sus críticos.

La protesta, que algunos republicanos descalificaron calificando a los participantes de “marxistas”, ha sido considerada un punto de inflexión político en Estados Unidos. Millones de manifestantes respondieron con un mismo lema: “No tenemos reyes”, subrayando que la democracia solo puede preservarse con la participación activa de la ciudadanía.

En un momento de gran polarización política y parálisis gubernamental, estas marchas reflejan la creciente convicción de amplios sectores sociales de que la democracia debe ser defendida en las calles frente a cualquier intento de concentración del poder presidencial.


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