
Imagen: cc by Kunsthistorisches Museum Wien/Wikipedia
A través de los siglos, se han retratado a los niños en la pintura y la fotografía como mendigos harapientos, ángeles, candidatos a matrimonio o gobernantes. Siempre encantadores.
La tarea que Felipe I le dio al pintor fue explícita: sus hijas, Isabel y Leonor, debían estar a la izquierda y a la derecha de su hijo Carlos. Tenían que mostrar el vigor de la vida, no lucir pálidas ni enfermas. La pintura, concluida en 1502, fue reproducida varias veces y enviada a otras cortes reales; esta era una práctica frecuente en Europa para mostrar a las hijas como potenciales esposas.
«Se afirma que, cuando los candidatos se conocían después, en ocasiones una de las partes se sentía muy decepcionada», explica Katrin Dyballa, historiadora del arte, a DW.
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