Hepatitis C: Tenga cuidado a la coloración amarilla en la piel o los ojos

En Colombia, para 2024, se informaron 3.318 casos prevalentes de hepatitis C crónica, con un 83,43 % de los casos en hombres.
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En Colombia, la hepatitis C crónica sigue siendo una amenaza silenciosa. Solo en 2024 se reportaron 3.318 casos prevalentes ante la Cuenta de Alto Costo, con una fuerte concentración en hombres, que representan más del 83% de los diagnósticos. Bogotá y la región Central del país concentran el mayor número de casos.

Aunque la detección de fibrosis hepática ha venido en aumento, sigue siendo urgente identificar la enfermedad en etapas más tempranas, cuando aún es posible prevenir complicaciones graves y mejorar los resultados en salud.

La hepatitis viral es una infección que ataca el hígado y, en muchos casos, avanza sin síntomas, lo que dificulta su detección oportuna. Cuando no se trata a tiempo, puede derivar en fibrosis hepática, cirrosis o incluso cáncer de hígado.

La mayoría de los casos no presentan señales evidentes hasta que ya hay daño hepático avanzado, lo que hace del diagnóstico precoz una herramienta clave para prevenir complicaciones.

«Hoy contamos con tecnologías que permiten detectar marcadores de inflamación, evaluar la función hepática e identificar posibles signos de fibrosis de forma más rápida y precisa», explica Hélida Silva, Directora de Medical Affairs para América Latina de Siemens Healthineers.

“Estas herramientas son fundamentales tanto para el diagnóstico como para el seguimiento de la salud del hígado en pacientes con hepatitis”.

Señales de alerta del Hepatitis C:

El diagnóstico por laboratorio es clave para detectar a tiempo las enfermedades hepáticas y monitorear su evolución.

Existen pruebas que evalúan la función del hígado —como ALT, AST o bilirrubina—, así como marcadores serológicos y moleculares que permiten identificar hepatitis B y C y medir la carga viral para orientar el tratamiento.

Hoy también es posible evaluar el grado de fibrosis sin recurrir a biopsias, gracias a biomarcadores validados internacionalmente como FIB-4, APRI, ELF o métodos como la elastografía. Estas herramientas permiten actuar antes de que el daño sea irreversible.

Fatiga persistente, dolor abdominal, náuseas, coloración amarilla en la piel o los ojos, orina oscura o heces muy claras pueden ser señales de alerta. Ante estos síntomas, o si se pertenece a un grupo de riesgo, lo más recomendable es acudir a consulta médica y solicitar una evaluación del hígado.

“Invertir en pruebas, ampliar el acceso al diagnóstico y crear conciencia sobre la salud hepática son pasos esenciales para frenar esta enfermedad silenciosa”, concluye Silva.


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