En una noche que quedará grabada con letras doradas en la historia del fútbol cundinamarqués, Real Cundinamarca logró una gesta heroica al eliminar al Deportes Tolima de la Copa Colombia con un global de 3-1. El gol de Jayder Asprilla Moreno en el minuto 90+5 selló el 1-0 en el partido de vuelta y desató la locura en las tribunas, consagrando una clasificación que pocos creían posible.
El artífice de esta hazaña tiene nombre propio: Juan David Niño, técnico boyacense que una vez más demostró su capacidad para liderar proyectos ambiciosos. Recordado por lograr el ascenso con Patriotas en el Fútbol Profesional Colombiano, Niño ha impregnado a su equipo de una mentalidad ganadora y una disciplina táctica que fueron clave para doblegar a un rival de peso como el Tolima.
Desde el inicio de la serie, Real Cundinamarca mostró que no se dejaría intimidar. Con un planteamiento inteligente y líneas compactas, el equipo neutralizó las fortalezas del rival y aprovechó al máximo cada oportunidad en ataque. En la ida ya habían dado el primer golpe, y en la vuelta supieron resistir la presión para rematar la obra en el último instante.
El gol de Asprilla Moreno fue la culminación de un trabajo colectivo impecable. Una recuperación rápida en el medio campo, una transición precisa y una definición fría ante el arquero rival marcaron el momento cumbre de una noche que quedará para siempre en la memoria de los hinchas.
La figura de Juan David Niño crece con este triunfo. Su experiencia en el ascenso y su capacidad para potenciar jóvenes talentos han sido factores determinantes en el éxito de Real Cundinamarca. El técnico ha sabido inculcar un espíritu combativo y a la vez paciente, logrando que el equipo juegue con personalidad, sin importar el nombre del rival.
Para la afición, esta clasificación no solo representa un paso más en el torneo, sino un mensaje claro: Real Cundinamarca está listo para competir de igual a igual con cualquiera. El club, que hace apenas unos años no figuraba en el panorama nacional, ahora se codea con históricos gracias a un proyecto serio y bien dirigido.
Mientras en Ibagué la eliminación del Tolima es vista como un golpe duro, en Cundinamarca se celebra como una epopeya deportiva. Y es que, bajo el mando de Juan David Niño, este equipo no solo eliminó a un gigante, sino que demostró que con trabajo, inteligencia y coraje, las páginas más gloriosas aún están por escribirse.
