La fuerza del agua cobró otra víctima. Lo que empezó como un viaje rutinario por un afluente de fuerte corriente terminó en tragedia. Miguel Antonio Torres Murcia, vecino del municipio de San Miguel, fue arrastrado por la quebrada luego de caer accidentalmente desde una embarcación.
El dramático suceso fue inicialmente reportado por Prisma Noticias Putumayo, medio que encendió las alarmas al informar que un hombre había desaparecido en aguas turbulentas. Lo que siguió fueron días de zozobra, búsqueda incesante y dolor creciente. Hasta que llegó la noticia que nadie quería recibir: el cuerpo fue hallado sin vida, varios kilómetros río abajo.
Perdió el equilibrio
Según testigos, el señor Miguel Antonio se desplazaba en una embarcación pequeña por un afluente caudaloso de la región, cuando en un momento inesperado perdió el equilibrio y cayó al agua. La corriente era tan fuerte que fue imposible alcanzarlo.
“Solo escuchamos un grito y luego desapareció… el río estaba crecido, imposible hacer algo”, relató un hombre que presenció el hecho y pidió reserva de su identidad.
Lo más indignante, según denuncian familiares, es que nadie en la embarcación hizo el intento por lanzarse o detener la marcha, lo que ha encendido las sospechas de negligencia o abandono.
Localizaron cuerpo
La angustia se apoderó de su familia. Desde el momento del accidente, organizaron jornadas de búsqueda con pescadores, campesinos y autoridades, recorriendo kilómetros de agua y selva. Finalmente, en una zona de difícil acceso, el cuerpo fue hallado atorado entre ramas, en avanzado estado de descomposición.
“Era él… lo reconocimos por la ropa y por su rostro, aunque el agua ya había hecho mucho daño”, narró un familiar con la voz quebrada.
Las autoridades ya confirmaron el hallazgo, aunque no han entregado detalles claros sobre el accidente ni sobre si la embarcación contaba con medidas mínimas de seguridad.
La muerte de Miguel Antonio ha causado una verdadera conmoción en San Miguel. Vecinos, amigos y allegados se han volcado en mensajes de apoyo y en una exigencia firme: que se investigue si hubo negligencia por parte de los tripulantes o de quienes operaban la embarcación. “Él no era un desconocido, era un padre, un hermano, un amigo. ¡No puede ser que su vida valiera tan poco!”, expresó entre lágrimas una vecina del sector.
