La guerra en Ucrania ha entrado en una nueva fase de tensión, con las conversaciones de paz estancadas y un incremento de los ataques a la infraestructura energética por parte de ambos bandos. El Ministerio de Energía de Ucrania informó de cortes eléctricos en al menos siete regiones, consecuencia de los intensos bombardeos rusos. A su vez, Rusia denunció una oleada de ataques con drones ucranianos sobre su territorio y Crimea, donde fueron derribados más de 120 aparatos. Estos drones impactaron terminales petroleras y depósitos de combustible, lo que generó incendios y obligó al cierre temporal de varios aeropuertos en el sur de Rusia.
Mientras tanto, el gobierno ucraniano busca fortalecer su posición diplomática y militar. Altos funcionarios, entre ellos Andrí Yermak y la primera ministra Yulia Sviridenko, viajaron a Estados Unidos para reunirse con el presidente Donald Trump y discutir temas de defensa, seguridad energética y sanciones adicionales contra Rusia. Kiev espera obtener más armamento, incluyendo misiles Tomahawk, para reforzar su capacidad ofensiva y defensiva. En paralelo, el presidente Volodímir Zelenski ha solicitado a los países aliados acelerar el envío de sistemas antiaéreos Patriot y más municiones ante los ataques rusos a sus centrales eléctricas y de gas.
Zelenski también destacó ante la Asamblea Parlamentaria de la OTAN los avances de su Ejército en regiones como Zaporiyia y Donetsk, donde las tropas ucranianas han recuperado territorio. Sin embargo, subrayó la urgencia de recibir apoyo continuo para mantener la ofensiva y proteger la infraestructura energética del país. El mandatario insistió en que la cooperación internacional es esencial para frenar la ofensiva rusa y garantizar la estabilidad del sistema energético nacional, gravemente afectado por los bombardeos.
Por su parte, Rusia ha reaccionado con firmeza ante la posible entrega de misiles Tomahawk a Ucrania. El ex presidente Dmitri Medvédev advirtió que esta medida “podría acabar mal para todos”, incluyendo al propio Trump, mientras el Kremlin reiteró que el uso de tales armas equivaldría a una participación directa de Estados Unidos en el conflicto. En paralelo, Moscú anunció la captura de dos aldeas en el este de Ucrania y aseguró haber frustrado un presunto atentado planeado por los servicios secretos ucranianos junto con el Estado Islámico.
En el ámbito internacional, la tensión sigue aumentando. Polonia acusó a dos ciudadanos rusos de espionaje, mientras la alta representante de la Unión Europea, Kaja Kallas, viajó a Kiev para discutir el apoyo financiero y militar de Bruselas. A su vez, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, elogió a Donald Trump por su papel en el acuerdo de paz entre Israel y Hamás, expresando su esperanza de que pueda lograr un resultado similar en Ucrania. Con este complejo panorama, la guerra se mantiene activa en los frentes militar, diplomático y energético, sin señales inmediatas de una resolución definitiva.
