El asesinato del estudiante de Universidad de los Andes que previamente enfrentó una discusión en un bar ha generado una ola de preguntas sobre la violencia juvenil, el uso del espacio público y el papel de la justicia. El abogado de la familia confirmó que fueron dos los responsables materiales del crimen y que el capturado, Juan Carlos Ortiz, enfrentará audiencia el cinco de noviembre —mientras uno de los implicados sigue prófugo.
Lo relevante aquí no es solo la tragedia en sí, sino las condiciones que la posibilitaron: un bar donde la diversión se quebró, un altercado que escaló a fatalidad, jóvenes que terminan en la justicia penal por una noche que se convirtió en desastre. En ese contexto, se pone en debate la responsabilidad colectiva: de los dueños del establecimiento, de la vigilancia, de la gestión de riesgos en la vida nocturna, y de un sistema que debe responder con celeridad y transparencia para evitar que estos hechos queden impunes.
