Golpe contundente al narcotráfico en Nariño

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En desarrollo de operaciones conjuntas, coordinadas e interinstitucionales contra el delito transnacional del narcotráfico, la Armada de Colombia, ha logrado en lo corrido del año, la ubicación y destrucción de 169 infraestructuras ilegales empleadas para la producción de pasta base de coca. Las actividades se llevaron a cabo en los municipios de Tumaco, Mosquera, Olaya Herrera, Francisco Pizarro, La Tola, El Charco, Agua Clara y Santa Bárbara de Iscuandé, en el departamento de Nariño, gracias a la constante ofensiva de las Unidades de la Brigada de Infantería de Marina No. 4.

El comandante de la Brigada de Infantería de Marina N°4, el coronel de Infantería de Marina José de Jesús Gómez Castellanos, informó: “En lo corrido del año se ha logrado la ubicación y destrucción de 169 laboratorios ilegales empleados por grupos armados organizados para la producción de pasta base de coca en el departamento de Nariño”.

Estas infraestructuras, diseñadas para el procesamiento de pasta base de coca, tenían capacidad para producir toneladas mensuales de estupefacientes. En su interior, fueron hallados 16.547 kilogramos de insumos sólidos y 68.189 galones de insumos líquidos, así como, 2.823 kilogramos de clorhidrato de cocaína. Durante estas operaciones las autoridades informaron que también fueron incautadas 18 embarcaciones, un semisumergible, material de guerra, y se logró la captura de 50 personas, vinculadas a estas actividades ilícitas.

De acuerdo con información de inteligencia naval, los laboratorios pertenecerían a los Grupos Armados Organizados Residuales, Gaor, Coordinadora Guerrillera del Pacífico, Estructura Iván Ríos y Bloque Occidental Jacobo Arenas de la Estructura Rafael Aguilera, organizaciones criminales que utilizan el tráfico de drogas, como fuente principal de financiamiento para su accionar delictivo contra la Fuerza Pública y las comunidades del Pacífico sur nariñense; además de ser las señaladas de atentar en contra de las comunidades residentes en los municipios anteriormente nombrados, generando constante miedo y zozobra entre sus habitantes.

Cabe resaltar que, para la construcción y operación de cada una de estas infraestructuras, implica la intervención de más de una hectárea de recursos naturales, generando una afectación ambiental significativa. Así mismo, los residuos químicos empleados en el procesamiento de estupefacientes, son vertidos indiscriminadamente en suelos y fuentes hídricas, agravando los niveles de contaminación en la región.


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