Gobierno investiga infiltración del ELN en manifestación frente a la embajada de EE.UU. en Bogotá

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e comenzó como una movilización social ante la sede de la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá derivó en enfrentamientos violentos entre manifestantes y la fuerza pública, dejando al menos cuatro policías lesionados por flechas, piedras y artefactos explosivos rudimentarios.

¿Qué pasó?

El viernes 17 de octubre de 2025, en la zona de la avenida 26, a la altura de la embajada estadounidense, se convocó una manifestación en la que participaron organizaciones indígenas, movimientos sociales y la plataforma Congreso de los Pueblos. Aunque la protesta fue inicialmente declarada como pacífica, los hechos cambiaron rápidamente cuando el grupo de manifestantes se mezcló con encapuchados que portaban arcos y flechas, lanzaron piedras, bloqueos en la vía y artefactos explosivos de bajo calibre —conocidos localmente como “papa bombas”.

El resultado: cuatro agentes de la Policía Nacional de Colombia resultaron con heridas por flechas o fragmentos en distintas partes del cuerpo. Las imágenes que circulan en redes sociales muestran a un policía con una flecha incrustada en el uniforme, lo que las autoridades calificaron como “intento de homicidio”.

Los actores en la escena

  • Las organizaciones convocantes afirman que la movilización tenía como objetivo denunciar la “injerencia” de EE. UU. en la región, así como solidarizarse con causas ligadas a Palestina, a la independencia de los pueblos indígenas y a la “soberanía” frente a intereses externos.
  • Según versiones oficiales, detrás de la escalada violenta estaría la intervención de grupos armados ilegales. En particular, se menciona al Ejército de Liberación Nacional (ELN) —o al menos a su “frente urbano” con participación en milicias de choque— quienes habrían aprovechado la protesta para infiltrar elementos de violencia con explosivos y arcos.
  • El gobierno local y nacional reaccionaron con condenas. El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, calificó los hechos como “pre­meditados, organizados por milicias de choque”, y exigió a la Fiscalía que identifique tanto a los ejecutores materiales como a los intelectuales. El ministro del Interior, Armando Benedetti, señaló que detrás de los disparos al orden público se encuentran “estructuras criminales” y reiteró que el Estado no permitirá ataques a la fuerza pública.
  • Por su parte, la embajada estadounidense había anticipado “grandes manifestaciones” en sus alrededores y suspendió temporalmente sus servicios consulares desde la tarde del viernes como medida preventiva.

Consecuencias e implicaciones

  • En el plano inmediato, se cerró la avenida 26 y fueron suspendidas hasta siete estaciones del sistema de transporte masivo TransMilenio, lo que afectó a más de 35.000 usuarios.
  • En el ámbito de seguridad, el episodio marca un escalamiento en la vulnerabilidad que puede afectar sedes diplomáticas y espacios públicos en Bogotá, así como una señal de alerta sobre la capacidad de movilización de grupos ilegales urbanos bajo la cobertura de protestas sociales.
  • Desde el punto de vista político, introduce un nuevo foco de tensión en la relación entre Colombia y EE. UU., pues parte de los manifestantes relacionan su acción con el rechazo a la política exterior estadounidense, así como con denuncias de intervención en temas latinoamericanos.
  • Para los movimientos sociales, la protesta puede tener un doble efecto: por un lado, visibilizar sus demandas, pero por otro, el riesgo de estigmatización al asociarse con escenarios violentos o infiltrados por grupos armados, lo que podría debilitar su legitimidad frente a la opinión pública.

¿Qué viene ahora?

Las autoridades investigan la cadena de mando de quienes organizaron la acción violenta, así como los vínculos con actores armados ilegales. El alcalde de Bogotá ya elevó la petición ante la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo y la ONU para que acompañen la investigación.
En paralelo, se espera que la embajada estadounidense revise sus protocolos de seguridad y que el gobierno colombiano evalúe medidas para evitar que movilizaciones legítimas sean objeto de infiltración por actores que buscan desestabilizar el orden público.

Contexto más amplio

En 2025, Bogotá registra un aumento de movilizaciones sociales (aproximadamente 17 % más que el año anterior a la misma fecha). Además, la tensión internacional con EE. UU. se encuentra en un nuevo pico debido a sanciones, declaraciones diplomáticas y sospechas de espionaje o acciones encubiertas en la región, lo que pone a la protesta ante la embajada en un marco tanto nacional como geopolítico.


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