En medio de un nuevo capítulo del rifirrafe diplomático entre Bogotá y Washington, el presidente Gustavo Petro defendió la transparencia y solidez de las decisiones adoptadas por su gobierno en la modernización de la Fuerza Aérea Colombiana. El jefe de Estado reiteró que, pese a las distintas versiones surgidas en las últimas semanas, Estados Unidos únicamente ofreció a Colombia aviones F-16 de segunda mano. Según explicó, esa propuesta no respondía a las necesidades operativas del país ni a los estándares de renovación que exige la defensa nacional.
El debate tomó fuerza luego de que sectores políticos y analistas pusieran en duda la naturaleza real de la oferta estadounidense y compararan sus condiciones con la reciente compra de los aviones suecos Gripen. Frente a las críticas, el presidente insistió en que su administración ha actuado con total transparencia y que la elección de los Gripen responde a criterios técnicos, estratégicos y de costo-beneficio. Además, recordó que estas aeronaves, utilizadas también por Brasil, cuentan con altos índices de desempeño, tecnología de punta y eficiencia operativa.
En un mensaje dirigido a la ciudadanía, Petro sostuvo que no existe nada que ocultar en este proceso. Por ello, solicitó que todos los contratos, documentos técnicos y antecedentes de la compra de los nuevos aviones sean puestos a disposición de los organismos de control y de la opinión pública. Su propósito es despejar cualquier duda sobre supuestas irregularidades y reafirmar que la selección obedeció exclusivamente a la necesidad de fortalecer la capacidad aérea del país con equipos modernos, seguros y proyectados a largo plazo.
“El país debe conocer la verdad completa. Lo que nos ofrecieron fue material usado, mientras que Colombia necesita aeronaves modernas, con vida útil para varias décadas y con tecnología acorde con los retos actuales”, afirmó el mandatario. Añadió que las decisiones tomadas priorizan la seguridad nacional sobre cualquier presión diplomática o interpretación política.
Aunque el intercambio de versiones con Estados Unidos continúa, el Gobierno colombiano mantiene una posición firme. La Fuerza Aérea requería aviones nuevos, con garantías amplias y posibilidades de integración tecnológica, y la propuesta estadounidense no cumplía esas condiciones. En contraste, la oferta sueca ofrecía ventajas superiores en entrenamiento, soporte industrial y transferencia de conocimiento.
Mientras la discusión avanza, el Ejecutivo insiste en que la modernización militar no puede convertirse en un escenario de especulación. Según el Gobierno, la decisión está sustentada técnicamente y puede ser verificada en su totalidad. Con esa premisa, Petro reiteró su invitación a que cualquier ente de control examine los documentos y confirme que la compra se realizó sin irregularidades y con el propósito de dotar a la Fuerza Aérea de un sistema moderno y confiable para las próximas décadas.




