La gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, dejó de ser vista únicamente como una dirigente regional para convertirse en una figura con creciente eco en el escenario nacional. Su voz crítica contra la política de seguridad del presidente Gustavo Petro y su protagonismo en la Federación Nacional de Departamentos la han catapultado al debate político más allá de su departamento. Y la pregunta empieza a sonar fuerte: ¿se está incubando en el Tolima una futura candidatura presidencial?
Matiz se ha consolidado como una de las opositoras más incómodas para la Casa de Nariño. Su estilo directo, su habilidad para dialogar con mandatarios de diversas corrientes y su empeño por levantar una agenda nacional la perfilan como un rostro emergente en la política colombiana. Un episodio clave se dio en un reciente consejo de seguridad en el Tolima, donde pidió a la Federación Nacional de Departamentos convocar a Asocapitales y a la Federación Colombiana de Municipios para construir un pacto nacional por la seguridad.
Ese tipo de salidas públicas, junto con su creciente visibilidad, han llevado a que analistas y sectores políticos la mencionen como eventual carta presidencial. Sin embargo, persiste la duda: ¿logrará construir un liderazgo propio o seguirá atada a la sombra del ‘barretismo’, el movimiento que la impulsó al poder? Lo cierto es que Matiz ya rompió el cerco regional y empezó a sonar como presidenciable.




