La reconocida Fundación Batuta, que ha formado musicalmente a más de 25.000 niños en situación de vulnerabilidad, ve amenazado su futuro ante los recortes presupuestales del Ministerio de Cultura en favor del programa estatal “Artes para la Paz”.
Bogotá, 20 de julio de 2025.
La Fundación Nacional Batuta, institución educativa respaldada hace más de tres décadas y que ha brindado formación musical a más de 25.000 niños vulnerables, se encuentra en una encrucijada tras los recientes recortes presupuestales del Ministerio de Cultura. El programa estatal “Artes para la Paz”, promovido por el gobierno de Gustavo Petro, ha suplantado parcialmente las actividades de Batuta y despertado una fuerte controversia.
El conflicto educativo-cultural
Batuta ha sido históricamente uno de los buques insignia en la educación musical en Colombia. Desde su fundación en 1991, operó bajo un modelo público-privado y alcanzó gran prestigio gracias a su impacto en comunidades vulnerables. Sin embargo, la actual administración cuestiona el modelo de liderazgo de la fundación, señalando un desbalance entre aportes estatales (55 %) y privados (6,5 %), junto a un control mayoritario por parte del sector privado en la junta directiva.
El exministro de Cultura, Juan David Correa, defendió la transformación apuntando que se trata de un levantamiento contra lo que considera una “burocracia cultural” marcada por su lógica empresarial. Su postura ha generado críticas, especialmente desde el sector independiente y educativo, en cuanto a que se están eliminando actores validados socialmente sin tener alternativas consolidadas.
“Artes para la Paz”: ¿un paso adelante o un riesgo?
El gobierno defiende su apuesta por “Artes para la Paz” —antes conocido como “Sonidos para la Paz”— como una alternativa más democrática y extendida. Según las cifras oficiales, el programa ya incluye a Batuta, junto con siete universidades públicas y más de 500 organizaciones comunitarias, con una meta ambiciosa: llegar a 400.000 beneficiarios a finales de 2025.
No obstante, expertos han advertido sobre su alto costo, burocracia en los procesos de contratación y falta de continuidad. Profesores contratados temporalmente terminan su vínculo sin ser reemplazados o renovados, afectando la sostenibilidad del sistema formativo.
Reacciones y tensiones
- Exfuncionarios y académicos han manifestado su respaldo a Batuta, valorando su trayectoria de impacto social y lamentando lo que consideran un reemplazo apresurado.
- Campañas ciudadanas se han activado para apoyar a Batuta y cuestionar el rumbo de las políticas culturales estatales.
- Analistas, como el investigador Ochoa, han señalado que el modelo estatal es efectivo en alcance, pero no necesariamente en calidad o permanencia: “es un proyecto muy grande que ha tenido impactos positivos… pero como política de Estado, implica riesgos.”
El conflicto alrededor de Batuta no es solo una tensión presupuestal, sino también un reflejo profundo de las tensiones ideológicas sobre el papel del sector privado en la educación y la cultura. El modelo de “Artes para la Paz” amplía la cobertura, pero su viabilidad a largo plazo y respeto por los actores consolidados todavía están en duda. El país observa si este cambio será un impulso real o una pérdida simbólica para la educación artística infantil.
