Desde hace más de siete décadas, la Fundación Amparo San José se erige en Pasto como una casa donde la soledad se transforma en compañía y la nostalgia en esperanza. Lo que inició como un proyecto solidario hoy es una institución que ha marcado la vida de cientos de adultos mayores, convirtiéndose en un símbolo del compromiso social de la ciudad.
Su gerente, Juan Carlos Barragán, resalta que la labor no es sencilla, pero sí profundamente significativa. “Cada adulto mayor que llega a nuestra fundación trae consigo una historia, muchas veces marcada por el abandono o la pérdida. Aquí tratamos de devolverles la ilusión y la alegría. Ese es nuestro mayor propósito”, señala.
El día a día en la fundación está lleno de rutinas que generan bienestar: desde actividades recreativas, terapias ocupacionales y apoyo psicológico, hasta espacios de música y socialización. A ello se suma la atención médica y nutricional que garantiza que cada residente viva con dignidad. Todo esto es posible gracias al esfuerzo de un equipo profesional y a la entrega de voluntarios que dedican su tiempo y corazón.
No obstante, Barragán admite que los retos económicos son una constante. “La solidaridad de la comunidad y las alianzas con EPS y donantes particulares han sido clave, pero nunca alcanzan todos los recursos. Necesitamos más manos y más corazones que se unan a esta misión”, expresó.
Las experiencias al interior del hogar reflejan el valor de esta labor: está doña Mercedes, quien a sus 87 años encontró en la fundación una nueva familia, o don Héctor, que con su tiple anima las tardes con melodías que despiertan recuerdos y emociones.
La Fundación Amparo San José es mucho más que un techo: es un lugar donde la vida se abraza en cada gesto. Como afirma Barragán, “ellos entregaron lo mejor de sí a la sociedad. Hoy nos corresponde a nosotros ofrecerles un espacio digno, lleno de respeto y amor”. A pesar de las dificultades financieras, el espíritu de esta institución sigue firme. Su mayor riqueza no está en los recursos materiales, sino en la capacidad de mantener viva la esperanza de quienes, después de una larga vida, merecen un presente lleno de cuidado y cariño.
