Jesús Eiber Medina Ávila, de 67 años y funcionario de la Oficina de Archivo de la Gobernación del Cauca, es hoy un testimonio vivo del poder de la medicina oportuna. Hace tres meses, mientras se realizaba un chequeo de rutina por una afección en la vesícula, sufrió un infarto cerebral que lo dejó inconsciente. Gracias a la rápida intervención del equipo médico del Hospital Universitario San José de Popayán, su vida fue salvada.
Aunque no presentaba antecedentes de enfermedad, el funcionario sufrió una obstrucción en una arteria cerebral. La situación fue crítica: perdió la movilidad y la capacidad de hablar. “No me acuerdo de nada. Me dijeron que pude haber quedado paralizado o incluso muerto, pero Dios es grande, y también las manos de los médicos que me atendieron”, cuenta con gratitud.

La intervención fue realizada mediante un procedimiento de cateterismo que permitió extraer el coágulo que bloqueaba la arteria. La Dra. Carolina Alfaro González, neuróloga de la Universidad de Buenos Aires y especialista en enfermedades cerebrovasculares, fue parte del equipo que lideró la intervención. “Actuamos a tiempo. En estos casos, cada minuto cuenta para evitar daños irreversibles en el cerebro”, explica la especialista.
Medina Ávila fue hospitalizado durante 15 días. Su recuperación fue sorprendente: en menos de 20 minutos reaccionó positivamente al procedimiento. Hoy continúa con tratamiento médico y controles periódicos, pero no presenta secuelas físicas.
Según la Dra. Alfaro, el paciente deberá seguir tomando medicación de por vida, adoptar una alimentación balanceada, hacer actividad física moderada y reducir el estrés. “Tuvo la fortuna de no quedar con discapacidad, pero muchas personas no corren la misma suerte. La prevención y la reacción rápida son clave”, enfatiza.
Los especialistas también recuerdan los principales síntomas de un infarto cerebral: rostro caído, dificultad para hablar, pérdida de visión, debilidad en extremidades o pérdida del equilibrio. Ante cualquiera de estos signos, es fundamental acudir al servicio médico de inmediato.
“Esto fue un milagro”, afirma Don Jesús. “Le digo a la gente que no espere a sentirse mal. Hay que cuidarse, valorarse, hacerse los chequeos y seguir las recomendaciones médicas. La vida es frágil, y solo tenemos una”.


