Una carta enviada el 7 de noviembre por Gabriel Vallejo, director nacional del Centro Democrático, marcó un nuevo episodio de fricción dentro de la colectividad tras las denuncias formuladas por el precandidato presidencial Miguel Uribe Londoño. Vallejo cuestiona directamente al aspirante por sus cuestionamientos al proceso de selección del candidato único del partido para las elecciones de 2026.
Uribe Londoño había denunciado que la empresa señalada para efectuar la encuesta —la firma brasileña AtlasIntel— fue seleccionada sin la debida transparencia, proponiendo en cambio que se recurriera a tres encuestadoras y métodos auditables.
Vallejo, en su misiva, plantea dos preguntas clave al precandidato: si alguno de sus asesores mantuvo contacto con la encuestadora y cuál fue su papel real en el proceso. El documento asegura que el tono de los cuestionamientos de Uribe “no se compadece con el trato que el partido y mi persona hemos tenido contigo”.
El choque revela una tensión creciente dentro del uribismo, ya que el calendario interno del partido fijó para el 28 de noviembre la presentación del candidato único, pero este tipo de disputas ponen en riesgo tanto la unidad como la percepción de legitimidad del proceso.
En respuesta, Uribe Londoño insistió en que no está dispuesto a aceptar un mecanismo de selección opaco ni a “soportar reuniones en las que se ponga en entredicho mi honorabilidad”, al tiempo que exigió que se hiciera pública la grabación de una reunión en la que se le habría calificado de “persona antiética”.
Este enfrentamiento interno ocurre en un momento clave para el partido, que busca definir su candidato presidencial y proyectar cohesión hacia 2026, y podría generar un efecto inverso si la percepción pública es de fractura más que de consolidación.




