Desde que los primeros homínidos dominaron el fuego hace más de un millón de años, la humanidad dio un salto decisivo en su evolución. El fuego no solo permitió cocinar alimentos y protegerse de depredadores, sino también establecer vínculos sociales alrededor de la llama. Posteriormente, el uso de herramientas de piedra marcó el inicio de la tecnología humana, con utensilios que facilitaron la caza, la recolección y la construcción de refugios. Estas innovaciones sentaron las bases para la supervivencia y expansión de nuestra especie.
Con el paso de los milenios, el descubrimiento y uso de los metales —como el cobre, el bronce y el hierro— revolucionaron la forma en que los humanos interactuaban con su entorno. Surgieron nuevas formas de agricultura, armas más eficientes y estructuras más duraderas, lo que dio lugar al surgimiento de las primeras grandes civilizaciones. Estas tecnologías no solo transformaron el día a día de los pueblos antiguos, sino que definieron el camino hacia la sociedad moderna que conocemos hoy.
