En el municipio de Sevilla, Valle, la rutina se estremecio con el estruendo de un incendio en la calle 60 #44-27, barrio El Brasil. Las llamas se levantaron con fuerza, pero la reacción fue inmediata. El cuerpo voluntario de bomberos actuó con extrema velocidad, desplegando equipos y maniobras que evitaron que el fuego se expandiera más allá de la vivienda afectada.
El capitán Rafael Arango, al frente de la operación, describió el resultado como un “éxito profundo”. No fue solo la extinción de un incendio, sino la demostración de disciplina y coordinación en un momento donde cada segundo contaba. La comunidad, testigo de la emergencia, observó cómo la acción rápida transformó el miedo en alivio.
En el interior de la casa se encontraba Mario Hugo Triviño, oriundo de Palmira. Su estado de salud es incierto y permanece bajo pronóstico médico reservado. La atención se centra ahora en su recuperación, mientras las autoridades investigan las causas del fuego. El hecho deja una doble lectura: la fragilidad de la vida frente al azar de las llamas y la fuerza de una respuesta organizada que logra contener el desastre. Sevilla respira con cautela, consciente de que la tragedia pudo ser mayor, pero también agradecida por la eficacia de quienes enfrentaron el fuego.




