En la calle 3 # 42-104 del centro de La Plata

El martes 3 de diciembre, un hecho de violencia estremeció a la comunidad del municipio de La Plata, en el departamento del Huila. José Bernardo Andrade Peña, quien se encontraba en su finca ubicada en la vereda San Miguel, fue presuntamente secuestrado por desconocidos que lo sacaron de su propiedad y lo llevaron con rumbo desconocido. La familia de la víctima rápidamente reportó el caso a las autoridades, pero estas guardaron hermetismo y no brindaron mayores detalles sobre el hecho.
El silencio de las autoridades
A pesar de la gravedad del suceso y el temor que genera este tipo de hechos en una región marcada por la violencia, las autoridades locales mantuvieron un silencio absoluto en torno al caso. Esto ha generado desconfianza y frustración entre los ciudadanos, quienes sienten que las medidas de seguridad anunciadas por el gobierno no están siendo efectivas para frenar los actos delictivos. En los últimos años, el Huila ha sido escenario de diversos hechos violentos, como asesinatos, secuestros y desplazamientos forzados, lo que ha deteriorado la seguridad en varias zonas del departamento.
Aunque en principio se habló de medidas de seguridad reforzadas en la región, el secuestro de José Bernardo Andrade Peña pone en evidencia la ineficacia de estas políticas frente a la creciente inseguridad. Las autoridades, lejos de tranquilizar a la población, han sido percibidas como inoperantes ante el aumento de la violencia.
Aparición del cuerpo
El viernes 6 de diciembre, tres días después del secuestro, se encontró el cuerpo de José Bernardo Andrade Peña a escasa distancia de su finca, en el mismo lugar donde había sido secuestrado. Según informes de la Policía, el cadáver presentaba múltiples heridas de arma de fuego, lo que indica que el hombre fue ejecutado tras ser privado de su libertad. La noticia conmocionó a su familia, amigos y a toda la comunidad de La Plata.
El hallazgo del cuerpo, con signos evidentes de tortura y violencia, resalta el nivel de impunidad con el que operan los delincuentes en la región, dejando en claro que el secuestro no fue un hecho aislado, sino parte de una problemática más amplia relacionada con el crimen organizado y las dinámicas de violencia en el Huila.
José Bernardo Andrade Peña, oriundo del corregimiento de Maito, municipio de Tarqui, había vivido su adolescencia en Pitalito, donde residía su padre, don Saúl Andrade. Además, era hermano del Pastor José Saúl Andrade Peña, quien es líder de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.



