En el corazón de Boyacá, rodeado de montañas y paisajes rurales, se encuentra Floresta, un municipio cuyo nombre evoca la belleza que lo caracterizaba al momento de su fundación. Según registros históricos, los colonizadores españoles decidieron llamarlo así por la abundancia de flores silvestres que cubrían el valle, creando un entorno colorido y fragante que aún hoy deslumbra a sus visitantes.
Un paisaje que inspira: naturaleza y tranquilidad
Floresta se ubica en la provincia de Tundama, a pocos kilómetros de Duitama, y conserva un entorno natural privilegiado. Sus campos están rodeados de cultivos, quebradas y montañas que ofrecen un clima templado ideal para el descanso y el turismo ecológico.
Entre sus atractivos destacan:
- Caminatas por senderos rurales entre flores nativas.
- Avistamiento de aves y fotografía de paisaje.
- Visitas a huertas orgánicas y fincas agroecológicas.
- Miradores naturales con vistas al valle boyacense.
La vegetación local incluye especies como margaritas, alhelíes, claveles silvestres y girasoles, que florecen en distintas épocas del año y mantienen viva la esencia del nombre del pueblo.
Patrimonio cultural y arquitectura tradicional
El centro histórico de Floresta conserva una arquitectura colonial sencilla, con casas de fachadas blancas, balcones de madera y calles empedradas. La iglesia principal, dedicada a Nuestra Señora del Rosario, es uno de los íconos religiosos del municipio.
Durante el año, se celebran festividades como la Fiesta de las Flores, que reúne a la comunidad en torno a la música, la danza, la gastronomía y la elaboración de arreglos florales. Esta celebración fortalece la identidad local y promueve el turismo cultural.
Gastronomía y hospitalidad boyacense
La cocina tradicional de Floresta incluye platos como el cuchuco de trigo, la mazamorra chiquita, la arepa boyacense y postres elaborados con frutas de la región. Los visitantes pueden disfrutar de estos sabores en fondas familiares y restaurantes típicos.




