Fiorentina volvió a mostrar su estilo característico de posesión y dominio territorial, pero una vez más se quedó sin gol. En su visita al Pisa, el conjunto violeta empató 0-0 en un partido que estadísticamente controló de principio a fin, pero que en el marcador reflejó su ineficacia en el último tercio. A pesar de generar más ocasiones y mantener el balón la mayor parte del tiempo, la Fiorentina no logró romper el cerco defensivo del rival.
Los números no mienten: Fiorentina tuvo el 62% de la posesión, realizó 385 pases con una precisión del 81% y remató en 14 oportunidades. Sin embargo, de esos disparos, apenas 2 fueron al arco. Pisa, mucho más limitado en su propuesta ofensiva, apenas sumó un remate al arco, aunque logró sostener el resultado con orden defensivo y sacrificio colectivo.
El equipo de Florencia también generó más tiros de esquina (6 contra 4), mostró mayor intención ofensiva y forzó al rival a replegarse durante gran parte del encuentro. No obstante, la falta de creatividad en los metros finales fue evidente, y la ausencia de un jugador desequilibrante por las bandas se hizo notar en cada intento estéril de desborde.
Es justamente en ese aspecto donde muchos aficionados recordaron a Juan Guillermo Cuadrado, quien dejó una huella imborrable en la Fiorentina durante su paso entre 2012 y 2015. El colombiano, con su explosividad, capacidad de regate y visión, era el tipo de futbolista capaz de abrir partidos cerrados como el vivido ante Pisa. Su legado sigue presente cada vez que la Viola se ve atrapada sin respuestas ofensivas.
Tras el empate, Cuadrado fue mencionado por varios medios italianos y fanáticos en redes sociales como el perfil de jugador que actualmente falta en el esquema táctico de Fiorentina. Aunque el colombiano milita hoy en otro club, su conexión emocional con el equipo viola sigue viva. En sus redes sociales, Cuadrado incluso comentó: “Siempre es lindo ver a la Fiorentina, pero extraño esas noches donde el desequilibrio era la clave.”
El entrenador de la Fiorentina deberá replantear las variantes ofensivas de cara a los próximos compromisos, especialmente si el equipo quiere mantenerse en la lucha por puestos europeos. El volumen de juego está, la disciplina táctica también, pero la falta de contundencia es un problema que comienza a pesar jornada tras jornada.
Este empate deja a la Fiorentina con sensaciones mixtas: superioridad en el desarrollo, pero sin premio en el resultado. La historia reciente del club, con referentes como Cuadrado, sirve como espejo para entender que el talento individual también marca diferencias en un deporte donde no siempre gana el que mejor juega, sino el que logra concretar.




