Lo que comenzó como una llamada inesperada terminó convirtiéndose en una pesadilla para Amadelly Cetina Páez, esposa de Carlos Alberto Ramírez Arroyave, quien fue hallado brutalmente asesinado en el parque La Paz de Ibagué. Según Medicina Legal, el cuerpo presentaba múltiples heridas con arma blanca y signos de incineración.
Carlos, de 49 años, vivía en condición de calle debido a una adicción, pero, según su esposa, era una persona trabajadora y querida en el sector. La víctima, oriunda de Bogotá, mantenía contacto frecuente con su familia, incluso con apoyo de vecinos que le prestaban teléfono para hablar con sus hijos.
Amadelly fue notificada por las autoridades el pasado viernes, dos días después del hallazgo. Asegura que no ha recibido explicaciones claras sobre lo sucedido y que no se le permitió ver el cuerpo. «Solo dijeron que fue apuñalado e incinerado, y que la entrega sería directa a la funeraria», relató con impotencia.
La mujer viajó desde Bogotá a Ibagué para reclamar el cuerpo, mientras su cuñada se adelantó en moto a hacer los trámites, enfrentando además los bloqueos del paro arrocero. Lo más doloroso, asegura, es el silencio de las autoridades. La Fiscalía informó que solo en tres meses podría haber avances del caso.
La familia exige celeridad en la investigación y teme que, por su condición de habitante de calle, el crimen quede en el olvido. “No queremos que su muerte se archive como si no importara”, concluyó su esposa.




