Julieth Rivas enfrenta acusaciones mientras persiste la incertidumbre por la muerte de su hijo.
La sombra de la impunidad se cierne sobre uno de los crímenes más desgarradores que ha sacudido al país en los últimos años: el asesinato de Dylan Santiago Castro, un niño tolimense de apenas dos años, cuyo cuerpo fue encontrado sin vida en el sector rural de Usme, en Bogotá, en un caso que sigue sin esclarecerse y que no tiene capturados a casi dos años de ocurrido. La tragedia se remonta a febrero de 2024, cuando el pequeño desapareció misteriosamente de la finca donde se encontraba. Su madre, Julieth Rivas, oriunda del municipio de Ataco, en el sur del Tolima, relató en su momento que había dejado al niño solo por unos instantes mientras realizaba labores cotidianas.
Julieth Rivas llevaba solo 20 días con su hijo en la capital de la República, un detalle que ha alimentado las sospechas y las especulaciones en este caso lleno de oscuros giros. La búsqueda desesperada se extendió por cuatro días. La esperanza se desvaneció de forma brutal cuando el cuerpo de Dylan fue hallado a un kilómetro de la casa, en una zona que, paradójicamente, ya había sido revisada por las autoridades. La indignación creció cuando el informe de Medicina Legal reveló la causa de la muerte: asfixia mecánica, confirmando que el pequeño había sido asesinado.
Pero el caso se enredó aún más cuando se conocieron los detalles forenses. En la ropa del pequeño Dylan fueron encontrados fluidos que correspondían a Faiver Salazar, un joven con quien su madre, Julieth Rivas, había sostenido una relación sentimental. A pesar de esta contundente evidencia biológica que lo vincula al entorno de la víctima, Faiver Salazar no ha sido capturado hasta el momento, lo que ha generado un clamor desesperado de justicia por parte de la familia paterna del niño. La tía y la abuela paterna de Dylan han alzado la voz, recordando en entrevistas que Julieth supuestamente no tenía «juicio con el niño» e incluso que en el pasado había expresado su deseo de no querer ser madre.
Por su parte, Julieth Rivas se ha defendido en medios, clamando su inocencia y desviando la responsabilidad del atroz crimen hacia Faiver Salazar y un hermano de este. Mientras tanto, la investigación judicial parece navegar en un mar de confusión: la Fiscalía General de la Nación ha cambiado de fiscal cuatro veces, una rotación que, según los críticos, solo sirve para dilatar el proceso y alejar la posibilidad de encontrar pronto al culpable de este crimen.




