María Bertilde Caicedo de 79 años de edad fue la mujer que perdió la vida en su lugar de residencia. Según sus familiares, la dama venía padeciendo un cáncer de vejiga que fue deteriorando su salud.
En las últimas horas, los habitantes de la vereda Guayabal, perteneciente a la cabecera municipal de El Bordo, Patía ubicado al sur del Cauca, confirmaron el sensible fallecimiento de una reconocida lideresa. Se trata de la señora María Bertilde Caicedo de 79 años de edad, cariñosamente conocida como Maruja, quien gran parte de su vida la dedicó al liderazgo en su región, desde donde ayudó a impulsar el desarrollo y bienestar para su comunidad.
Sitio
Uno de sus amigos indicó que su deceso se produjo en horas de la mañana al interior de su casa ubicada en la vereda Guayabal. “Lo que nos indicaron es que debido a varios quebrantos de salud que padecía, entre ellos un cáncer de vejiga falleció. Nos sentimos tristes ya que hemos perdido una excelente mujer, la cual luchó durante muchos años para que esta zona del Cauca contara con buenas vías, con todos los servicios públicos, con escuela y escenarios deportivos”.
Quien era
Doña Maruja, como la llamaban se destacó por ser una persona descomplicada, sencilla, servicial y con una personalidad intachable. “Hoy perdemos una gran mujer, una de nuestras líderes, quien sacaba tiempo para visitar a los alcaldes y concejales para comentarles de los grandes problemas que siempre se presentan en nuestra vereda, lamentamos su fallecimiento”, explicaron algunos habitantes de la zona.
Lideresa
La señora Maruja, según los habitantes tenía la capacidad de observar la realidad que la rodeaba de manera profunda y objetiva, para diagnosticar los problemas que aquejan no solo la vereda que la vio nacer, sino otras regiones abandonadas por el Estado. “Tenía esa sabiduría de proponer soluciones viables y prácticas a corto y largo plazo. Tenía muchas habilidades para sacar los proyectos adelante y además, la capacidad para empoderar más gente”.
Despedida
Su velación se llevó a cabo en su casa de habitación en la vereda Guayabal y sus exequias fueron en horas de la tarde. Sus restos mortales fueron conducidos hasta el Campo Santo Jardines de la Inmaculada del barrio Calle Nueva. “No hay dolor más grande que aquel que genera la pérdida de una persona amada. A pesar de que nos dejó, su huella quedará eternamente en nuestros corazones, porque cuando la gente es tan buena, no se va del todo”.




