Con profundo dolor, la Administración Municipal ‘Amor por Miranda’, en cabeza del alcalde Ingeniero Samuel Londoño Ortega, Secretarios de Despacho y demás funcionarios, lamentaron profundamente el sensible fallecimiento de Claudia Saldarriaga Muñoz. “Ella fue una docente ‘Mirandeña’ a quien recordaremos con mucho cariño por su entrega y dedicación en sus años de servicio como profesora en nuestro municipio. Además de ser una excelente madre de cuatro hijos, esposa, amiga e hija. Extendemos a sus familiares, amigos y demás seres queridos nuestras sinceras condolencias, un abrazo de solidaridad y fortaleza”, indicó el mandatario.
Como la recordaban
Uno de sus exalumnos indicó que la ‘profe’ Claudia tuvo un papel importante y decisivo en la orientación y motivación de varias personas. “Cuando nos daba clases, todos los alumnos sentíamos motivación por aprender, eso nos ayudó para hoy formarnos profesionalmente. La vamos a recordar siempre, ya que dejó marcados muchos conceptos que nos ha animado a trabajar en nuestras metas personales y profesionales”.
Destacada
Varios colegas de las distintas Instituciones Educativas como Leopoldo Pizarro, El Rosario, Colegio Técnico Municipal Mariscal Sucre, Colegio Simón Bolívar y la Escuela La Locería indicaron: “Ella como profesora se destacó por su disciplina, su responsabilidad y calidad educativa. Muchas de las personas que hoy son profesionales, pasaron por su aula. Fue una docente que cumplió a cabalidad con sus funciones. A pesar de ser exigente, logró ganarse el apreció de los demás profesores y estudiantes”, indicaron.
Despedida
Cabe indicar que su cuerpo fue velado en su lugar de residencia donde estuvo acompañada de varios de sus amigos y familiares. Posteriormente se ofició una misa en memoria de su alma. Luego, sus despojos mortales, fueron llevados al Campo Santo donde le dieron su último adiós. “Se interesaba por que el alumno aprendiera más allá de una calificación. Ha dejado un gran vacío y dolor en el corazón de su familia y el de todos aquellos que de una u otra manera compartimos con ella y aprendimos a ver todos esos valores y virtudes, esos saberes que la hicieron una mujer valerosa talentosa e irremplazable. Resta dejarla ir con amor y orar para que nuestro padre Santo le permita llegar a su reino”.
