El mundo de la música popular está de luto por la partida de César Quevedo, reconocido cantante tulueño, mejor conocido en los escenarios como el Tigre Ranchero. Su voz potente, su carisma y su amor por la música dejaron una huella imborrable en cada escenario donde se presentó.
Tras varios días de lucha contra una penosa enfermedad que poco a poco fue deteriorando su salud, César descansó en paz el domingo 6 de abril, cuando según sus seres querido nuestro Padre Celestial se apiadó de él y lo llamó a su descanso eterno.
En vida
Durante su carrera, el Tigre Ranchero conquistó miles de corazones con sus interpretaciones llenas de sentimiento, siempre fiel al género ranchero que tanto amó. Su fallecimiento ha generado un profundo dolor entre amigos, colegas y seguidores, quienes hoy lo recuerdan con cariño y admiración. Las redes sociales se han llenado de mensajes de despedida, y quienes tuvieron el privilegio de conocerlo de cerca, destacan su humildad, su alegría y su entrega total al arte.
Dolor
Uno de los corazones más dolidos es el de su hijo, Ruviel Quevedo, a quien muchos consideran su heredero musical. En él, César dejó no solo su legado artístico, sino también su don, su pasión por la música y su ejemplo de perseverancia. Hoy, Ruviel enfrenta un dolor inmenso, pero con la responsabilidad y el orgullo de continuar el camino que su padre le enseñó.
Cabe resaltar que la comunidad de Marroquín Dos, al oriente de Cali, amaneció de luto este lunes. Allí, donde el artista vivió por muchos años, dejó una huella imborrable en cada rincón, en cada vecino, en cada presentación local. Era un hombre querido, respetado, y sobre todo, recordado por su cercanía con la gente y su alegría contagiosa.
Hoy, entre lágrimas y recuerdos, sus allegados solo piden a Dios que lo tenga en su gloria y que brinde fortaleza a su familia, especialmente a su hijo, para enfrentar esta dura pérdida. La música ha perdido una voz, pero el cielo ha ganado un alma noble que seguramente ya canta con los ángeles.




