Fallece el boyacence fundador de Colchones El Dorado

Luego de trabajar en muchos lugares, Gumercindo Gómez Caro fundó su propia empresa. Ahora hay luto por su fallecimiento.
Aldemar Guzmán, occiso.
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Tunja y Boyacá lamentan el fallecimiento del señor Gumercindo Gómez Caro, empresario de Ciénega y fundador de Colchones El Dorado.

Su vida comenzó en la vereda Tapias de este municipio de la provincia de Márquez, donde vivía con su mamá y su hermana.

A sus 6 años de edad, hizo su primer negocio, cobrando cinco centavos por texto leído y la misma cantidad por carta respondida, a unos tíos analfabetas que querían saber lo que le escribían sus hijos.

A los 10 años, viajó a Tunja a trabajar en una herrería. Tras dos meses allí, se enganchó en una panadería en donde hacía pan desde la una de la mañana y a las 6 se subía a una chiva para venderlo en Ramiriquí y Tuta.

Siete años después, se fue para la ciudad de Bogotá y se enfrentó al dilema que le cambió su vida: decidir entre trabajar barriendo calles por 180 pesos mensuales o trabajar por 60 pesos en una carpintería.

Gómez, quien trabajó dos años con Luis Zárate, propietario del negocio, y se especializó en tapicería en el almacén donde tenían arrendada un espacio para una pequeña fábrica de colchones.

A pesar de renunciarle en cinco oportunidades y de trabajar paralelamente en otra mueblería, Gómez se ganó la confianza de Zárate, quien para retener a su mejor trabajador le ofreció más trabajo con los colchones.

Fue así como en 1956, y con un capital de 35 pesos, Gómez, con 19 años, y Luis Zárate se unieron y fundaron la empresa Colchones El Dorado, una gran empresa reconocida en toda Colombia.

Hoy, con 75 empleados directos y más de 200 indirectos, y una capital de 10 mil millones de pesos, los colchones de algodón suelto se hacen con espumas y fieltros sofisticados y al año se venden en Colombia y Centroamérica más de 20 mil.

Su experiencia lo llevó a dictar cátedra empresarial en doctorados y especializaciones en varias universidades en Bogotá y de otras ciudades del país.

Quienes lo conocen, como Vidacio Hernández, gerente de la empresa Espumados S.A., con quien tiene relaciones comerciales, y Elizabeth Arévalo, su asistente, lo califican como un soñador, inteligente, incansable, honesto y transparente.

El gobernador Ramiro Barragán expresó sus más sentidas condolencias a los familiares «Se nos fue un empresario ejemplar, un boyacense que deja una huella muy grande», dijo el mandatario de los boyacenses.


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