Luego de conocerse el caso del presunto abuso sexual a las alumnas del colegio Marymount en Bogotá, muchas jóvenes han salido hacer las respectivas denuncias en contra de Mauricio Zambrano, quien es el docente acusado de increpar a las niñas.
No obstante, una de sus exparejas sentimentales también se unió a las denuncias interpuestas a este hombre, y aunque manifiesta que para ella es algo doloroso traer al recuerdo todo lo que tuvo que vivir con este hombre, cuenta que, al guardar silencio, quizá haya permitido que atrás o adelante haya otras mujeres que, seguramente también fueron víctimas de sus manipulaciones.
Esta persona, que por motivos de seguridad no se atreve a decir su nombre, señala que lamenta no haber hablado con anterioridad, cuando tuvo la oportunidad de hacerlo y que “espera que las personas que han tenido que vivir una mala experiencia de estas, puedan sanar lo más pronto”.
Dijo que su relación con Zambrano inició cuando ella tenía tan solo 18 años, y el sujeto 35, por lo que, en un principio nunca hubo nada fuera de lo normal.
Sin embargo, su calvario se dio en los últimos días cuando sintió que se amargaba, ya que recibía todo tipo de mensajes. Por eso cuando se encontraba en su etapa de estudiante de colegio, ella creyó que estaba haciendo las cosas muy bien, aunque después se dio cuenta que su realidad era completamente diferente.
Por eso, pidió perdón a aquellas mujeres que también fueron víctimas de Mauricio antes que ella, sintiéndose un poco achacada por guardar su secreto, y haber tomado malas decisiones en el pasado.
A través de una carta, la mujer contó que sus fríos sucesos se comenzaron a desencadenar cuando corría el año 2016, donde manifiesta que el docente “No es una persona muy sencilla se sobrellevar, pues es muy manipuladora y abusiva, porque me trataba de una forma inimaginable, y después me enviaba flores porque según él yo lo merecía todo”.
Asimismo, esta joven indicó que ella también fue perjudicada por los “chismes” de este individuo que una vez que se regó y llegó a manos de la rectora de la institución, él inmediatamente usando un lenguaje muy inadecuado e irrespetuoso le dijo que “no sé a usted quién pu… le dijo”, y añadió “definitivamente yo me equivoqué, me metí con una culicagada. El que estemos en este problema es culpa suya. Usted mirará como soluciona todo esto”, le recalcó.
De alguna forma, la mujer se arrepiente por haber callado durante tanto tiempo estos abusos, ya que uno de sus mayores temores era que por sus declaraciones él tuviera que darse una pasada por algún reclusorio del país, y, además, sentir una pequeña culpa por hacerle daño a alguien que durante algún tiempo había estado dentro de sus afectos; desconociendo totalmente lo que les hacía a otras menores, que un día no temieron y rompieron totalmente su silencio.
Pero lo más cuestionable de todo lo que ha sucedido, es que los padres de familia se quejan porque la rectora del colegio siempre supo a cerca de la situación que se estaba presentando dentro de sus instalaciones, pero nunca hizo absolutamente nada para evitar que las pequeñas cayeran en las garras del profesor, sino todo lo contrario, se calló por temor al escándalo que ahora todo el país sabe, y también por dañar la imagen de la institución. Algo que la llevó a sentir presión y desistir del cargo que por muchos años desempeñó.
Lo que se conoce del caso, es que la Fiscalía tiene en su poder las pruebas y testimonios de las alumnas, para poder judicializar a este sujeto y a su vez a las personas implicadas dentro del colegio.
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