Un reciente informe de organizaciones internacionales ha revelado una alarmante y peligrosa tendencia: exmilitares colombianos, algunos de ellos con experiencia en grupos armados ilegales, estarían entrenando a jóvenes sudaneses para participar en el conflicto armado en Sudán. La formación, que incluye técnicas de combate con armamento pesado, como bazucas y entrenamiento de francotiradores, se está llevando a cabo en campamentos clandestinos en zonas rurales de Sudán. La noticia ha generado gran preocupación en la comunidad internacional, ya que estos entrenamientos están sumando un peligroso componente a la ya compleja guerra civil que azota al país africano.
Las autoridades sudanesas y organizaciones de derechos humanos han condenado este tipo de prácticas, señalando que los exmilitares colombianos no solo están poniendo en riesgo a los jóvenes que reclutan, sino también alimentando una espiral de violencia que afecta a millones de personas en Sudán. En tanto, los excombatientes colombianos han sido acusados de lucrarse con la oferta de entrenamientos militares a cambio de grandes sumas de dinero, explotando la desesperación de jóvenes sudaneses que buscan protegerse en medio del caos. Esta situación ha resaltado la creciente globalización de los conflictos armados, donde actores internacionales se ven involucrados de manera indirecta, perpetuando la violencia en regiones ya devastadas por la guerra.
