Exitoso operativo en la cárcel

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En una operación simultánea de registro y allanamiento al interior de la cárcel de Palmira, las autoridades ejecutaron un golpe estructural contra redes criminales que operaban desde el centro penitenciario. La intervención, liderada por el Gaula de la Policía Valle, permitió desarticular canales de comunicación ilícita y confiscar elementos utilizados para ejercer control delictivo dentro del penal.

El Mayor Elmer Rojas, comandante de la unidad, confirmó que durante el operativo se incautaron 157 teléfonos celulares, 130 cargadores, 20 tarjetas SIM y 77 armas cortopunzantes. Además, se encontraron más de 7.000 dosis de clorhidrato de cocaína y 3,5 kilogramos de marihuana. Estos hallazgos evidencian la capacidad de organización que algunas estructuras mantienen desde el interior de los centros carcelarios. La intervención impactó directamente a más de 700 personas privadas de la libertad, varias de ellas vinculadas al Grupo de Delincuencia Común Organizada conocido como ‘Los 300’. Esta estructura ha sido señalada por coordinar extorsiones, cobros ilegales y la modalidad del “falso servicio”, que afecta principalmente a comerciantes, conductores y ciudadanos del Valle del Cauca.

Logro

El operativo no solo se centró en la incautación de elementos, sino en la interrupción de dinámicas que, desde el encierro, logran extenderse hacia el exterior. El Mayor Rojas subrayó que estas acciones buscan proteger el patrimonio económico de los vallecaucanos, evitando que llamadas extorsivas y coordinaciones criminales continúen afectando a la población. La cárcel, espacio de reclusión, se convierte en escenario de disputa. Lo que ocurre tras sus muros no queda aislado: se filtra, se extiende, se conecta. Por eso, el control no es solo físico, sino también comunicacional. Cortar las líneas, interrumpir los flujos, desactivar los nodos. En esa lógica se inscribe la operación.

Las autoridades reiteraron el llamado a la ciudadanía para denunciar cualquier intento de extorsión a través de la Línea 165 del Gaula, disponible las 24 horas. La invitación no es solo a reportar, sino a participar en la construcción de un entorno más seguro, donde el silencio no sea cómplice y la denuncia se convierta en herramienta. La operación en Palmira se suma a una serie de intervenciones que buscan recuperar el control sobre espacios que, pese a su función de reclusión, han sido utilizados como centros de mando criminal. Lo incautado habla, lo decomisado revela. Y lo que sigue será parte de un proceso que busca no solo castigar, sino comprender cómo se articulan las redes que, incluso desde el encierro, logran operar. El golpe fue contundente. El desafío, constante.


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