La Media Maratón no solo destacó por la participación masiva, sino por el ambiente único que se vivió, donde la música y el deporte se convirtieron en un poderoso motor de unión y celebración para todos los asistentes. Los participantes, provenientes de diferentes regiones del país, corrieron junto a miles de espectadores que llenaron las calles de la capital tolimense con su entusiasmo, demostrando que el deporte es mucho más que una competencia: es un espacio para la cohesión social, la promoción de hábitos saludables y el fortalecimiento de la identidad regional.
Tatiana Salcedo, una de las atletas participantes resalta que a pesar de la lluvia nunca se dio por vencida y la dio toda, “Con el paso de la carrera nos fuimos adaptando al clima y las condiciones que teníamos en el momento”, expresó Tatiana, por su parte, expresa que se sintió muy bien, “Es un espacio muy chévere de crecimiento para la ciudad, para que nos visiten, para que haya nuevas personas conociendo Ibagué y estos espacios deportivos, porque son importantes para impulsar la ciudad y el deporte en cada Ibaguereño y turista”, dijo la participante.
El evento no solo fue un éxito deportivo, sino también un importante generador de ingresos para la economía local. La afluencia de más de 5,000 corredores y miles de acompañantes, tanto locales como foráneos, impactó positivamente en diversos sectores económicos, durante la media maratón, la ocupación hotelera en Ibagué alcanzó el 95%, superando las cifras de eventos anteriores y confirmando la capacidad de la ciudad para albergar grandes encuentros deportivos. Centros comerciales y restaurantes: Los principales centros comerciales y restaurantes de la ciudad registraron un incremento en ventas del 30% respecto a un fin de semana habitual, beneficiándose del gran número de visitantes y participantes que aprovecharon su estancia en Ibagué para disfrutar de la oferta gastronómica y comercial.
La Media Maratón Musical 2024 es un claro ejemplo de cómo el deporte puede ser un catalizador para el desarrollo regional, generando impactos positivos en términos de turismo, economía local y bienestar comunitario. El evento no solo fue una competencia, sino una fiesta deportiva que congregó a familias, aficionados y atletas, consolidando a Ibagué como un lugar de encuentro para los amantes del deporte. Una vez más, el Tolima demuestra que está a la altura de los grandes escenarios deportivos, y que el deporte y la cultura pueden convivir para generar experiencias inolvidables que trascienden fronteras. Que este tipo de eventos sigan inspirando a futuras generaciones, fortaleciendo el tejido social y promoviendo el crecimiento de la región.




