Pocos animales son tan fieles como el cóndor de los Andes. Su fidelidad a la pareja que elige para toda la vida lo ha llevado a estar en peligro, sobre todo en Colombia, donde solo quedan 130 ejemplares en libertad a pesar de ser un ave emblemática.
Eligen a la pareja que los acompañará por siempre y solo con ese procrean. Su “amor” y unión es tal que ni siquiera la inseminación artificial logra una cría y, por eso, entre otras causas, sus poblaciones disminuyen.
Pareciera que se enamoraran perdidamente, que se sacrifican, pero no tanto como el escorpión macho que, en búsqueda de esa pareja, danza y pelea con la hembra hasta lograr aparearse y, al final, es devorado por la bailarina. O como el pulpo, que pierde una parte de su cuerpo en cada.
