Una nueva polémica sacude al Deportivo Cali tras las recientes declaraciones de Diego Quintero, exmiembro del Comité Ejecutivo del club, quien aseguró públicamente que teme por su vida y la de su familia. El exdirectivo señaló con nombre propio a Humberto Arias, actual presidente de la institución, como responsable de cualquier hecho que atente contra su integridad.
“Expresar que, si algo llega a suceder contra mi vida o la de mi familia, sea a través de un tercero o lo que sea, es responsabilidad de Humberto Arias”, dijo Quintero ante medios de comunicación locales, en una denuncia que ha generado alarma entre aficionados, exdirectivos y actores del entorno deportivo.
Las declaraciones se dieron poco después de su salida del Comité Ejecutivo, en medio de un clima institucional marcado por divisiones internas, reclamos por falta de transparencia y fuertes tensiones dentro de la dirigencia verdiblanca. Según Quintero, su renuncia fue motivada por presiones y amenazas recibidas al interior del club.
El caso ha generado una oleada de reacciones en redes sociales, donde seguidores exigen claridad frente a las graves acusaciones. Muchos piden que se investigue a fondo la denuncia y se garantice la seguridad de todas las personas implicadas, especialmente cuando hay antecedentes de conflictos internos en la historia reciente del club.
Hasta el momento, la presidencia del Deportivo Cali no se ha pronunciado oficialmente sobre las acusaciones de Quintero. La ausencia de una respuesta institucional ha generado aún más incertidumbre, mientras la presión crece por parte de los socios y la opinión pública.
La situación evidencia una crisis de gobernabilidad en una institución que, además de sus problemas financieros y deportivos, enfrenta ahora un nuevo escándalo con posibles implicaciones legales. Juristas consultados por Extra advierten que este tipo de declaraciones públicas puede activar una investigación de oficio por parte de la Fiscalía.
En el ámbito jurídico, las amenazas a la vida son consideradas delitos de alto impacto y, si son verificadas, pueden derivar en sanciones penales. Por ello, abogados especializados en derecho deportivo han instado a las autoridades a tomar en serio las palabras de Quintero y a actuar con celeridad para evitar consecuencias mayores.
Expertos en gestión deportiva consideran que este nuevo episodio refleja el deterioro institucional del club. “Cuando se pierde la confianza entre miembros del comité ejecutivo y no hay procesos de conciliación interna, se rompe la cohesión que necesita cualquier modelo de gobernanza, especialmente en estructuras asociativas como la del Cali”, señaló el analista Camilo Soto.
Desde el entorno de Quintero se ha conocido que el exdirectivo estaría evaluando presentar una denuncia formal ante la Fiscalía General de la Nación, e incluso solicitar medidas de protección a través de la Unidad Nacional de Protección. Aunque no se ha hecho pública una petición oficial, desde ese organismo confirmaron que estarían atentos ante cualquier requerimiento.
La denuncia también ha reavivado viejas heridas entre sectores del club que desde hace años han manifestado inconformidad con las gestiones de distintas administraciones. A esto se suman reclamos por la falta de resultados deportivos, las dificultades económicas y los reiterados cambios de dirección que han afectado la estabilidad institucional.
Mientras tanto, el equipo profesional continúa con sus entrenamientos habituales, pero fuentes cercanas al plantel reconocen que el ambiente tenso en la dirigencia tiene efectos sobre el grupo. La incertidumbre complica las gestiones para incorporar refuerzos y renegociar contratos clave en la antesala del segundo semestre.
El Deportivo Cali, una de las instituciones más emblemáticas del fútbol colombiano, vive uno de sus momentos más delicados. Las denuncias de Diego Quintero agravan una crisis que exige respuestas urgentes, transparencia institucional y un llamado a la unidad para evitar que la división interna termine por golpear aún más el presente y el futuro del club.




